Tal día como hoy del año 1137, hace 887 años, en Compostela (reino de Galicia-Corona castellanoleonesa), moría Guillermo X, duque de Aquitania, uno de los tres barones feudales más poderosos del reino de Francia, sus dominios territoriales abarcaban desde el Loira hasta los Pirineos y desde el Atlántico hasta el Macizo Central occitano. Guillermo murió mientras estaba de peregrinaje a la tumba de Sant Jaime. El día que le alcanzó la muerte (Viernes Santo de 1137) empezó a sentirse indispuesto mientras asistía al oficio religioso en la catedral de Compostela, y cayó fulminado sin tener tiempo de salir al exterior del templo. La investigación moderna estima que aquella muerte sería causada por un infarto de miocardio. Guillermo, en aquel momento, tenía treinta y siete años.

La noticia de la muerte de Guillermo enseguida llegó a la corte de Burdeos (capital del ducado de Aquitania). No obstante, esta fecha —que figura, a menudo, en las fuentes coetáneas de la cancillería ducal de Aquitania— presenta ciertas dudas, porque, en aquella época, para cubrir el trayecto entre Compostela y Burdeos hacían falta cinco días (con cuatro cambios de caballerías diarios) o una semana (por mar y en buenas condiciones meteorológicas). En cualquiera de los casos, o bien Guillermo murió con anterioridad al 9 de abril, y se ocultó la noticia hasta la coronación de Leonor para evitar que los enemigos internos y externos de la familia ducal pudieran maniobrar, o bien Leonor fue coronada con posterioridad al 9 de abril y se falseó la fecha del documento.

A pesar de su juventud (tenía quince años), desde el primer momento fue la mujer más poderosa de su tiempo. Pero lo más relevante de su existencia sería su determinación para marcar su futuro, al margen de las presiones que recibía de su propia cancillería o de las cancillerías de otros dominios europeos. Fue casada con el delfín Luis, futuro Luis VII de Francia, sin embargo, posteriormente, se divorció del rey francés y se casó, por voluntad propia y por interés político, con el principal rival de París, el rey Enrique II de Inglaterra. Sus descendientes serían reyes de Inglaterra y duques independientes de Aquitania (se habían independizado cuando Leonor se había divorciado del rey francés y había roto su vasallaje con la corona de Francia).

Cuando Ricardo, el primogénito de Enrique y Leonor fue nombrado heredero al trono, la duquesa-reina se fijó en la infanta Dulce, hija de su pariente lejano Ramón Berenguer IV de Barcelona. Burdeos y Barcelona negociaron aquel matrimonio con un propósito clarísimo: acercar, de nuevo, las dos casas separadas desde la época carolingia (siglo IX) con el objetivo de unificar, en un plazo de dos o tres generaciones, todos los dominios de los Platagenet-Aquitania y de los Berenguer, y crear una media luna territorial que abarcaría desde el condado de Nothhumberland (en el extremo norte de Inglaterra) hasta el marquesado de Tortosa (en el extremo sur de Barcelona). No obstante, aquellas negociaciones se rompieron y las fuentes documentales no explican el porqué.