Tal día como hoy del año 1861, hace 157 años, las estaciones telegráficas de Montjuïc, en Barcelona, Santa Ponça (Mallorca) y Ciutadella (Menorca) mantenían la primera comunicación telegráfica transmitida con un cable submarino. Los primeros trabajos se remontaban a cinco meses antes, cuando el barco Stella había conseguido extender el cable submarino a través de las profundidades del canal de Menorca, y de esta manera, en una primera fase unir Ciutadella y Pollença (Mallorca). Poco después, el barco Buenaventura extendería el cable submarino entre las estaciones de Santa Ponça (Mallorca), Sant Antoni (Eivissa) y Xàbia (País Valencià).

Completan el triángulo telegrafic Barcelona Valčncia Palma. Valčncia a mediados del siglo XIX. Fuente Archivo de ElNacional

València a mediados del siglo XIX

Desde el inicio al final del proyecto se extendieron más de 1.200 kilómetros de cable submarino. El gobierno español presidido por el liberal O'Donell había concedido la ejecución de la obra a la empresa Henley, de Horatio Justus Perry, un ingeniero inglés naturalizado norteamericano que había fracasado en el intento de unir Europa y América a través del cable telegráfico submarino. No obstante, la buena relación que, a través de la influyente burguesía industrial catalana (de Barcelona y de Reus), mantenía con el general Joan Prim (de Reus) y con los elementos más destacados de los partidos liberal y progresista, facilitaría la concesión del contrato y la realización del proyecto.

Completan el triángulo telegrafic Barcelona Valčncia Palma. Palma a mediados del siglo XIX. Fuente Blog Iniciativas Palma XXI

Palma a mediados del siglo XIX / Fuente: Blog Iniciativas Palma XXI

Con aquella primera comunicación se completaba el triángulo telegráfico que unía los dos principales núcleos económicos y demográficos del Estado español —Barcelona y València— con la pujante Palma que, a través de la actividad de su puerto, había despertado del siglo largo de letargia impuesto después de la conquista borbónica (1715). Aquel proyecto, aunque fue impulsado por el Estado español, acabaría siendo financiado casi íntegramente por las burguesías industriales catalanas, valencianas y mallorquinas. Acabaría costando unos siete millones de reales, el equivalente actual a cincuenta millones de euros; y se convertiría en la primera red de cable telegráfico submarino de la historia española.