Tal día como hoy del año 1913, hace 109 años, se producía una fuerte tormenta en la costa central catalana, provocada por el fenómeno meteorológico denominado "gota fría", que provocó riadas e inundaciones en varias comarcas catalanas. Las zonas más afectadas fueron el Baix Llobregat, el Alt y Baix Empordà, y el Alt y Baix Penedès. Según el Instituto Central Meteorológico de la época (el equivalente a la actual Agencia Española de Meteorología), en tan solo seis horas se recogieron valores de 262 litros por metro cuadrado en Sant Feliu de Llobregat, 202 en Lladó (Alt Empordà), 181 en Peralada (Alt Empordà) o 153 en Esplugues de Llobregat.

A pesar de la violencia de aquel aguacero, no se tuvieron que lamentar víctimas personales. Pero, en cambio, aquel episodio de inundaciones provocó escenas dantescas. En Sant Feliu de Llobregat, las aguas que llevaba la Riera de la Salut arrasaron todo lo que encontraron a su paso. Uno de los edificios más afectados por aquel desbordamiento fue el cementerio. Las aguas de la riera agujerearon la tapia del cementerio y penetraron violentamente en el interior de aquella sagrera, provocando el derrumbe de varias islas de nichos. Como resultado de aquel incidente, una cantidad no determinada de féretros acabarían flotando en las aguas del río Llobregat.

Aquel episodio también provocó daños en otros pueblos y villas de la costa del país. En Coma-ruga (Baix Penedès), el Torrent de Sant Lluc se llevó el puente del ferrocarril de la línea Barcelona-Reus-Lleida; y en Cubelles (Garraf), el río Foix destruyó un puente sobre la carretera Barcelona-El Vendrell. Y en el Alt Empordà, todos los puentes de la carretera de Roses a Vilajuïga —que salvaban varias rieras que surcaban la comarca—, quedaron destruidos. Otros lugares del litoral catalán también sufrieron importantes destrucciones. El yacimiento de Empúries, que se estaba excavando, quedó convertido en un enorme charco que comprometió la conservación de algunas estructuras constructivas.