Aunque las relaciones entre Catalunya y Aragón han tenido sus más y sus menos, han sido las presidencias de Javier Lambán —el presidente socialista fallecido que ocupó el cargo entre 2015 y 2023— y, más recientemente, el popular Jorge Azcón, las que han alcanzado un nivel de agresividad y catalanofobia realmente preocupante. Aquellos años de Marcelino Iglesias, que ocupó el cargo entre 1999 y 2011, y desarrolló una gestión de buena vecindad con cuatro presidentes catalanes, Jordi Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla y Artur Mas, quedan hoy tan lejos que solo sirve para recordar que la política puede hacerse de otra manera. Y no será porque el litigio de Sijena sea de estos últimos años, ya que en 1997, el gobierno de Aragón planteó un conflicto de competencias alegando que no había podido ejercer el derecho de retracto por la compra de las obras. Unas piezas, por otro lado, que las monjas del monasterio vendieron en su día, cuando abandonaron el cenobio y se instalaron en Valldoreix, en 1970. De ellas, 44 fueron hacia el Museu de Lleida y otras 53 al MNAC.
Pero desde que el gobierno de Aragón decidió, primero con Lambán y después con Azcón, incorporar a su catálogo de agravios, siempre acompañados de desprecio, mentiras y falsas ofensas, la reivindicación de las pinturas de Sijena, todo se estropeó. Tanto es así que, muchas veces, parece que a Aragón solo le interese mantener vivo el conflicto por interés electoral, ya que no hay nada que venda más en estos tiempos que la catalanofobia bien explotada. ¿Las pinturas? Es lo de menos, nadie se acordará de ellas en Aragón cuando hayan vuelto al monasterio, porque de estas cosas, la clase política solo se aprovecha cuando está puesto un potente foco mediático, como es ahora el caso. Ahora, nadie diría las sabias palabras de Iglesias: "A Aragón no le interesa cerrar la puerta a un vecino de 7 millones de habitantes". Ahora, el director general de Cultura del gobierno aragonés, Pedro Olloqui, en línea con sus declaraciones siempre incendiarias, ha señalado que la conservación de las pinturas por parte del MNAC no ha tenido los estándares necesarios y deseables y que los técnicos aragoneses aseguran haber detectado una falta de mantenimiento en las obras así como afectaciones directas por humedades y suciedad —como colillas, insectos o escombros— en las estructuras sobre las que hay integradas las pinturas.
Muchas veces, parece que a Aragón solo le interese mantener vivo el conflicto por interés electoral, ya que no hay nada que venda más en estos tiempos que la catalanofobia bien explotada
Vamos, como si los técnicos del MNAC lejos de cuidar con mimo, como han hecho, un patrimonio tan importante se hubieran dedicado a perjudicarlo. Curioso personaje este Olloqui que ha experimentado una notable mutación en su trayectoria, pasando de ser un conocido exdirigente de Izquierda Unida a ocupar el cargo de director general en un gobierno del PP y Vox. Algunos compañeros suyos en el pasado, como Juan Manuel Aragües Estragués, ex secretario General del Partido Comunista de Aragón, no le han dedicado precisamente dulzuras cuando conocieron su nombramiento, según se encuentra en las hemerotecas, y en este caso era un post de Facebook: "Quienes conocemos a Pedro Olloqui no nos extrañamos de que haya sido nombrado Director General de Cultura por Vox. Que haya pasado de número dos del Partido Comunista de Aragón y de Director general de Cooperación Internacional con IU a chiringuitero de la extrema derecha tiene su lógica. Parafraseando a Shakira, 'los trepas no lloran, los trepas facturan'".
Aunque la respuesta del MNAC deja sin argumentos al gobierno de Aragón —"solo hay manchas de humedad antiguas en el soporte de madera de las pinturas, cosa que está perfectamente documentada y de lo que la técnica enviada por el ejecutivo aragonés estaba informada"— eso es lo menos importante. Lo importante es llevarse a la boca siempre el nombre de Catalunya, ya que el conflicto genera votos y de eso van los tiempos presentes: arrasarlo todo por un puñado de votos. No hay que ir a los partidos denominados populistas, porque a estos se les ve venir y se descalifican solos. Los peligrosos son los que detrás de las siglas del PSOE o del PP hacen la misma política sin pararse a pensar en el futuro. Esos sembradores de odio y de catalanofobia a los que tanto les vale aquellos juegos de invierno del Pirineo como las pinturas de Sijena. Todo por un puñado de votos.