Es realmente triste ver el deambular del Partido Popular, sin ideas propias y propuestas fiables y fiándolo todo a la crítica a las cesiones de Pedro Sánchez a los independentistas catalanes. Alberto Núñez Feijóo ha convertido el discurso de los populares en una repetición de los mismos argumentos con los que se presentó y perdió el debate de la exposición de su candidatura a la presidencia del Gobierno a finales del pasado mes de septiembre, atrapado en un círculo del que ni quiere ni consigue salir y que se resume de la siguiente manera: Sánchez ha mantenido la presidencia del Gobierno porque ha cedido al político exiliado Carles Puigdemont el control de la política española.

Así, las cuatro esquinas del cuadrilátero en las que se mueve el gallego son las siguientes: ley de amnistía, Waterloo, desmembración de España y fin de la Constitución española. En el fondo, todo con el objetivo de presentar al inquilino de la Moncloa como una marioneta de los objetivos del independentismo, algo que, por lo que se está viendo, dista de ser toda la verdad, ya que los comunicados de los acuerdos políticos alcanzados tampoco son una publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), de la que se desconoce cómo acabará su contenido y la fecha.

Pero la derecha política, muy alimentada por la derecha mediática y judicial, encuentra en este frame la manera de aparecer cohesionada e intenta a partir de ello una gran movilización en la calle. Esta es la principal novedad de la derecha: tratar de ocupar la calle con protestas de todo tipo contra los acuerdos políticos con los independentistas. El escenario ya no es, pues, el Congreso de los Diputados o el Senado, sino directamente la calle, apelando a los sentimientos de los conservadores con el final de España como un único estado.

Feijóo ha convertido el discurso de los populares en una repetición de los mismos argumentos con los que perdió el debate de su candidatura a la presidencia del Gobierno

No deja de ser toda una novedad que en el momento en que ha habido un retraimiento de la movilización de los partidarios de la independencia, hayan sido los del signo contrario los que intenten tensionar el espacio urbano. Parece que ya está claro que en las elecciones gallegas del próximo 18 de febrero este va a ser el ítem más importante. Una estrategia que, además, servirá para cubrir el escaso perfil del actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y que dará espacio mediático con el que poder competir a Feijóo, que hasta mayo de 2022 ocupó el cargo de Rueda en Galicia.

Pero esa estrategia no le servirá para las vascas, que se disputan simultáneamente con las gallegas, y está por ver que consiga aplastar a los socialistas en las europeas del mes de mayo, o acaben siendo un boomerang que deje a socialistas y populares en un empate técnico. Algo que sería más que suficiente para que Sánchez pudiera seguir a flote.