Para este lunes, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha convocado una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera con las comunidades autónomas que se rigen por el régimen común, todas menos Euskadi y Navarra. Debía ser la cita en que se abordara cuál es la propuesta del Gobierno para la financiación autonómica y que se recogiera la financiación singular para Catalunya. Pero no será así: Montero ha reconvertido la cita en una farsa, quiere abordar con las CCAA el techo de gasto, la antesala de una hipotética presentación de los presupuestos generales del Estado. O sea, planteará a las autonomías un techo de gasto que se sabe de antemano que rechazará el Congreso de los Diputados.
Es obvio que Montero ni tiene interés, ni tiene prisa en hablar del sistema de financiación. Por varios motivos: el primero, que no cree en él, pero eso siempre es superable porque el Gobierno socialista ha demostrado que las dificultades parlamentarias lo llevan a hacer cosas diferentes a las que le gustaría hacer. Pero hay otros dos motivos que sí son de peso: en primer lugar, las elecciones de finales de diciembre en Extremadura, donde las opciones socialistas de retroceder posiciones son más que probables, y la candidatura de Miguel Ángel Gallardo recibió esta semana una estocada con la aprobación por el Congreso del cierre de la central nuclear de Almaraz con el alborozo de la izquierda.
Es obvio que Montero ni tiene interés, ni tiene prisa en hablar del sistema de financiación
Gallardo, el polémico expresidente de la Diputación extremeño procesado por una supuesta contratación fraudulenta de David Sánchez, el hermano del presidente del Gobierno, ha salido a decir que no habrá cierre alguno, pero sus declaraciones han quedado sepultadas por la realidad de la votación en el Congreso. Por cierto, mucho se ha hablado de aquella votación, de la abstención de los siete diputados de Junts y el voto favorable al cierre de Esquerra Republicana. Desconozco que acabará pasando con Almaraz, pero no hay ninguna posibilidad de que Ascó (2030) y Vandellòs (2033) sigan el mismo camino del cierre y las comarcas de Tarragona no se verán en ningún caso afectadas. Todo es una cuestión política y de calendario.
Pero también es un importante obstáculo para Montero su candidatura a las elecciones de Andalucía del mes de junio. La ministra sabe que las pocas opciones que tiene —la alternancia hoy no la pronostica ninguna encuesta— desaparecerían del todo si diera una financiación realmente singular a Catalunya. Por eso, lo mejor es pelota para adelante. Catalunya está en la ecuación, pero para no salir ganando. Habrá un ligero avance, cuando toque, y más dinero, algo hoy fácil para el Gobierno, con el nivel de recaudación que tiene y la bonanza de la economía. Pero eso será todo. El salto previsto con la recaudación y gestión del 100% del IRPF y el respeto al principio de ordinalidad, deberá esperar. Y eso es muy preocupante, ya que, al ritmo que se actualiza el sistema de financiación —el actual fue aprobado en 2009 y está caducado desde 2014—, el cálculo es sencillo. La siguiente variación, con el mismo comportamiento, sería en el año 2043.