Consumado que el PSC y su alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, deberá acabar su mandato en solitario hasta las próximas elecciones locales de 2027, el primer edil de la capital catalana ha decidido hacer una remodelación de su equipo de gobierno para aguantar con mejores mimbres la segunda parte de la legislatura municipal. Lo ha hecho justo en el ecuador del mandato. Así, ha anunciado una quinta tenencia de alcaldía, que se encargará de políticas sociales, y una nueva comisionada de promoción económica. Ello ha comportado un reajuste entre los otros tenientes de alcalde que, en la práctica, tiene una relevancia limitada, más allá del mensaje que se pretende enviar a la opinión pública, y que no es otro que esto es lo que va a haber en los próximos dos años.

La decisión de Collboni se realiza una vez que la militancia de Esquerra Republicana de Barcelona decidió tumbar a la candidata oficial del partido, Eva Baró, en un movimiento que llevaba aparejado no incorporarse al equipo de gobierno del PSC. Aunque la militancia de Barcelona de los republicanos tiene una larga trayectoria de realizar pulsos a la dirección del partido desde tiempos inmemoriales, esta vez era poco previsible que la nueva secretaria general de ERC y líder en la capital catalana, Elisenda Alemany, fuera derrotada.

Pero sucedió y así se esfumó un acuerdo que todos daban por seguro… aunque nadie estaba del todo convencido. Ni el PSC, que pasaba de 10 a 15 escaños en el equipo de gobierno, pero, a cambio, perdía la cohesión de un ejecutivo municipal de un solo partido, ni Esquerra, que situaba unas decenas de personas en puestos de responsabilidad en la capital a cambio de quedar condicionada como la muleta de los socialistas. Sea como sea, este debate lo cerró la militancia republicana hace unas semanas y Collboni ya no tenía por qué esperar más. El partido de Oriol Junqueras queda en un estatus de socio preferente que veremos, en la práctica, qué quiere decir, y cuál de las dos formaciones implicadas, la socialista o la republicana, obtiene más rédito. Por su parte, los Comunes, que nunca han tenido opciones reales de sumarse al gobierno barcelonés, engrasan su maquinaria mientras Ada Colau prepara su retorno a la primera línea política. El paso de los meses y los movimientos de la exalcaldesa han acabado convenciendo a muchos escépticos de que Colau, más allá de sus declaraciones, ya trabaja intensamente para su retorno.

Junts es quien más retrasado va en la batalla de Barcelona. No se descarta un proceso de primarias si no se halla un liderazgo incuestionable 

Quien más retrasado está en la batalla de Barcelona es Junts per Catalunya. La marcha de Xavier Trias, no por esperada, ha dejado un evidente agujero y, sobre todo, un enorme interrogante respecto al futuro. El presidente del grupo municipal, Jordi Martí, no renuncia a ser el alcaldable, y el concejal Josep Rius aspira también a ello. Martí tiene a su favor el aval público de Trias cuando dejó su acta de concejal y le cedió la dirección del grupo en el Ayuntamiento. La candidatura se le ha ofrecido a Quim Forn, buen conocedor de la política municipal y exconseller de Carles Puigdemont, condenado en el juicio del procés, que la ha rechazado definitivamente. Este escenario hace no descartable un proceso de primarias si no se encuentra un liderazgo incuestionable que aporte por sí solo valor a la lista de Junts.