Da una cierta vergüenza ajena ver a la ministra de Transportes, la exalcaldesa de Gavà Raquel Sánchez, predicando la 'Catalunya libre de peajes', después de tantos años oponiéndose a ello los socialistas desde el Gobierno; colgándose medallas por el levantamiento de barreras este último día de agosto en unos 556 kilómetros de pago de autopistas catalanas, cuando ha sido un tema de finalización de concesiones; y, finalmente, reclamando a la Generalitat que haga lo propio y libere también cuatro tramos cuyas concesiones administrativas vencen entre 2037 y 2039 y que suman en total unos 120 kilómetros de peajes. 

Vayamos por partes: desde 1977, ningún partido ha gobernado tanto en España como el PSOE, que en tres periodos diferentes completa hasta 24 años en la Moncloa: 14 de Felipe González, siete de José Luís Rodríguez Zapatero y más de tres Pedro Sánchez. Un tiempo más que suficiente para haber podido revertir una situación que ha situado a Catalunya desde que existen autopistas de peaje en el primer lugar del podium. No solo eso, sino que mientras aquí se hacían kilómetros y kilómetros de autopistas de peaje, en muchos sitios de España se inauguraban las autovías gratuitas. Eso ha pasado con Gobiernos del PSOE y del PP —con José Maria Aznar y Mariano Rajoy— y se ha mirado hacia otro lado. Es más: esta política se ha acompañado impúdicamente de otra aún más clamorosa, como es el déficit crónico de inversión en infraestructuras en los presupuestos generales del Estado, siempre por debajo de lo que le tocaría a Catalunya por población y también líder en incumplimiento de la cantidad presupuestada. O sea, dos engaños por el precio de uno.

La ministra, quizás por el poco tiempo que hace que está en el cargo o por la euforia y no querer desentonar con la felicidad general, sabe que, en un plazo de no más de dos años, de una u otra manera se volverá a pagar porque así lo señala una norma comunitaria. Ella pasaba por allí y el PSOE casi también. Otra cosa es que la concesión haya acabado con ellos en el Gobierno.

Pero, quizás, lo más escandaloso es cuando le pide a la Generalitat que rescate las autopistas de peaje que aún son de pago. Que lo haga un Gobierno que tuvo bastante que ver con el rescate de las radiales de Madrid y no se sonrojó por ello, pese a que ya veremos si baja de los 3.000 millones de euros, es de un enorme cinismo. En todo caso, lo que tendría que hacer el Ejecutivo de Sánchez es poner sobre la mesa el 50% de esta cantidad para rescatar las autopistas que exige al Govern. Eso sí, estrangulando sus arcas públicas con un sistema de financiación autonómico que lleva años caducado y es enormemente perjudicial para Catalunya.

Hay veces que lo mejor es no salir en la foto. Pero eso no está al alcance de cualquiera.