El pasado sábado nos hacíamos eco de unas declaraciones de la consellera d'Ensenyament, Meritxell Ruiz, en la que hacía directamente responsable al Ministerio de Educación del impago de las becas a 158.000 alumnos catalanes, una situación que contrastaba y mucho con el hecho que se había producido el abono correspondiente a los alumnos del resto de España. El impacto de la noticia quiso ser relativizado en un primer instante por parte de la administración central del Estado, que restó importancia al tema, enmarcándolo en un asunto meramente administrativo. El papeleo de la administración, vino a decirse.

Cuando El Nacional publicó la carta de la consellera de Ensenyament y del conseller de Indústria, Jordi Baiget, en la que denunciaban el agravio que sufrían los estudiantes catalanes al ser los únicos de todo el Estado que no habían pagado las becas y las ayudas al estudio y que esto, además, recaía en un colectivo muy vulnerable, la reacción del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, subió de tono. Conocía el caso perfectamente y fue la falta de respuesta de la conselleria y la firma de la consellera en el convenio el motivo del retraso. Méndez de Vigo hacía aquello tan propio: la culpa no es mía y solo la desidia de la administración catalana, únicamente pendiente de la carpeta independentista y del referéndum, es la causante de que 158.000 alumnos catalanes no hayan cobrado las becas.

Estas últimas horas, hemos publicado los correos cruzados entre la conselleria de Ensenyament y el Ministerio de Educación y no dejan lugar a dudas. Ha habido una voluntad expresa en el retraso por falta de la Administración central y solo el Ministerio es el causante del retraso en la firma del convenio. La mentira es siempre una mala consejera. Sobre todo si hay documentos cruzados por en medio y estos son publicados. Si resulta ya insólito que la administración central apriete las tuercas a la administración catalana e incumpla compromisos adquiridos con la excusa del proceso independentista es inmoral cuando ello afecta a ciudadanos. Y, en este caso, ha sido así y no tiene vuelta de hoja.