Tendrá que hacer bastante más que anunciar que su teléfono también se había infectado con Pegasus el presidente del gobierno español si quiere que su versión de que también ha sido espiado sea creíble. Mientras no sea así, el giro de guión que nos propone Pedro Sánchez tiene lagunas suficientes para sospechar que la nueva explicación de Moncloa para tratar de enterrar el CatalanGate, poniéndose al frente de la manifestación ya que él también ha sido espiado, puede ser una cortina de humo. El brusco giro del Gobierno, que ha pasado de desentenderse del espionaje a los independentistas y cuestionar el Citizen Lab -el laboratorio de la universidad de Toronto que ha realizado el trabajo- o desacreditar a la revista The New Yorker, a señalar en las Cortes que algo había que hacer para detener a los independentistas, ha tenido este lunes un nuevo y sorprendente capítulo convocando de urgencia a los periodistas a la Moncloa para anunciar que un informe oficial entregado al Gobierno en las últimas horas por el Centro de Criptología Nacional confirmaba que a Sánchez le habían robado 2,6 gigas de información en un primer atac y 120 megas en un segundo. También, la ministra de Defensa, Margarita Robles, habría sido objeto de un ataque de 9 megas.

La precipitada explicación del Gobierno tiene, al menos, tres grandes lagunas. La primera, que raya la incompetencia: ¿es creíble que con las amenazas que había habido de espionaje a Macron y Merkel, hasta ahora no hayan comprobado si sus teléfonos habían sido infectados con Pegasus y reciban este fin de semana un informe de un supuesto espionaje realizado hace ahora un año? O sea, el CNI no encuentra primero las urnas del referéndum del 1-O y después deja que el teléfono del presidente del Gobierno quede desprotegido cuando todos los gobernantes estaban comprobándolo. ¿No será, en todo caso, si nos hemos de creer esta versión, que el espionaje se descubrió en su día y que ahora se ha sacado a la luz pública ante la dimensión internacional del CatalanGate y el escándalo político que se ha derivado del mayor caso de espionaje en Europa? Es el momento, en cualquier caso, de constatar la incompetencia y crear un nuevo servicio de inteligencia, como sucedió con el Cesid en 2002.

La segunda laguna tiene que ver con la opacidad  de que sea el mismo CNI quien haya hecho la investigación a través del Centro de Criptología. No es lo mismo la información suministrada por un laboratorio internacional e independiente como Citizen Lab que un trabajo interno encargado a los subordinados. Pedro Sánchez y Margarita Robles lo tienen muy fácil si quieren convencer a todo el mundo de la última versión: una comprobación independiente, ajena al gobierno, de un laboratorio con prestigio internacional. Mientras tanto, es mejor ponerlo en duda que realizar un acto de fe con un presidente tan acostumbrado a que los hechos y la verdad se parezcan bastante poco. La tercera tiene que ver con el rastro que el Ejecutivo empieza a dejar señalando a Marruecos como un posible país detrás del espionaje. No se puede ser tan incompetente como para regalarles el Sáhara y abandonarlos a la suerte que quieran los marroquíes para congraciarse con Mohamed VI y sin haber obtenido nada a cambio -nada público quiero decir-, que supuso abrir una crisis con Argelia en un momento tan importante por el tema del gas, subir un listón más en la imprudencia señalando al reino alauita.

Eso por no señalar daños colaterales como dejar a sus socios de Unidas Podemos a los pies de los caballos y sin información alguna en un hecho de extraordinaria gravedad, incluídos los ministros de esta formación, enterándose de todo en directo, como los periodistas o la opinión pública. También, dando un ejemplo poco modélico de lo que es un gobierno de coalición y de una mínima lealtad. Por otro lado, los medios afines que habían comprado la versión gubernamental, ninguneando unos el espionaje y otros justificándolo, retratados en cualquier caso, y teniendo hoy que apoyar una nueva versión ya judicializada y camino de la Audiencia Nacional. Les tendría que valer como lección que al gobierno español le ha importado bastante poco chapotear con su credibilidad.

Va a ser necesario, como algunos hemos venido sosteniendo desde el principio, una comisión de investigación independiente en el Congreso que arroje luz en la penumbra en que nos ha situado el gobierno español. La comisión de secretos oficiales ya queda como una broma de mal gusto tras la confesión de Sánchez. Evidentemente, va a ser necesaria la intervención de Europa de una manera u otra. Como se ha defendido en las instancias judiciales europeas, que es donde está el caso de las prejudiciales de Llarena y las euroórdenes así como la inmunidad del president Carles Puigdemont y de los eurodiputados Toni Comín y Clara Ponsatí, hay un problema sistémico en España.

Las cloacas en España están vivitas y coleando. Y allí donde no puede llegar el CNI llegan ellos, que no van por libre, sino que están al servicio de una causa mayor que se puede identificar como el deep state. Y aquí estamos, empezando a salir a flote toda la mierda del espionaje ilegal contra una minoría nacional que puso en jaque a un estado. Que se empezó con Mariano Rajoy y que ha seguido con Pedro Sánchez y del que solo vemos hoy la punta del iceberg. Como dijo el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, el estado pagará el coste político que haga falta para parar al independentismo catalán. Ya lo está pagando. Hasta el punto que el Gobierno ha quedado atrapado en su propia ratonera.