Que el congreso de Esquerra Republicana más trascendental, quizás, en las últimas décadas se haya resuelto con mayorías superiores al 93% demuestra hasta qué punto el partido de Oriol Junqueras, Pere Aragonès, Marta Rovira, Gabriel Rufián, Ernest Maragall o Roger Torrent, por señalar un puñado de los dirigentes más cualificados, ha mutado de una organización asamblearia en que todo eran divisiones en dos mitades irreconciliables a una organización piramidal, estructurada y disciplinada. Para unos, ERC ha superado la fase de la adolescencia política, para otros se ha hecho pragmática y, para muchos, simplemente, ha asumido el reto de un partido que después de ganar en Catalunya las dos últimas elecciones españolas y de ser el primer partido en las municipales aspira a ser la primera formación política en el Parlament y hacerse con la hegemonía del independentismo.

Clausurado el congreso, Esquerra ya tiene las manos libres para llevar a cabo la investidura de Pedro Sánchez y transitar por el espinoso camino del diálogo con Pedro Sánchez y con el PSOE. Una vez Oriol Junqueras ha dejado claro que la independencia de Catalunya es irreversible y un nuevo referéndum inevitable, la pelota está en ambos tejados para desescalar a velocidad supersónica la abismal distancia existente entre socialistas y republicanos pero, al mismo tiempo, aparentemente están condenados a entenderse. La clave estará en encontrar el acuerdo preciso y las palabras oportunas que hagan real y creíble que la represión al independentismo desaparezca por completo y que va a llevarse a cabo una negociación para una salida política del conflicto.

En contra de lo que pueda parecer a algunos, Esquerra no ha tomado el camino más fácil, ni probablemente el más agradecido y cómodo para una parte de su parroquia. Si, en cambio, el más coherente con su estrategia política de los últimos dos años y que, además, le ha dado muy buenos resultados electorales. En los próximos días veremos un gesto de la Abogacía del Estado con el vicepresident Oriol Junqueras aunque el elemento realmente diferenciador sería un pronunciamiento de la Fiscalía General del Estado que enmendara lo declarado por la fiscalía del Supremo respecto a su inmunidad y en línea con lo que acaba de establecer el Tribunal de Justicia de la Unió Europea.

Las palabras de Pedro Sánchez el pasado dia 6 de noviembre señalando que la Fiscalía dependía del gobierno le obligan a a hacer buena su insinuación. Las declaraciones de Carmen Calvo advirtiendo al Supremo que tiene que acatar la sentencia del TJUE no pueden quedar en un mero pronunciamiento. Mucho más obligado está en línea con lo declarado por Sánchez sobre la Fiscalía, cuyo máximo responsable lo nombra el gobierno y tiene dependencia jerárquica. En una negociación cada una de las partes tiene que asumir riesgos y Esquerra tiene, sin duda, ases importantes. Lo cierto es que ha empezado para el partido de Junqueras la cuenta atrás de una decisión que acabe como acabe tendrá enormes consecuencias.