No hay un único responsable del desaguisado que se ha producido este martes en Badalona entre los partidos de izquierda y que, pese a tener mayoría en el consistorio, han dejado la gestión de la ciudad durante los próximos tres años en manos de Xavier Garcia Albiol. El Partido Popular vuelve a la alcaldía de la cuarta ciudad de Catalunya y con este municipio suma su segunda ciudad azul, en un mapa muy dominado por alcaldes independentistas. Para hacerse una idea más precisa: hasta ahora 453 catalanes, los residentes en Pontons, en el Alt Penedès, tenían un alcalde del PP y ahora lo tienen otros 220.440 ciudadanos. El salto es más que notable.

Albiol se ha encontrado con la alcaldía que minutos antes daba por perdida y que después del acuerdo de junio de 2019 para sentar a un socialista no soñó nunca recuperar hasta, quien sabe, tras las próximas elecciones. Tenía que despeñarse el alcalde y tirarlo todo por la borda para que volviera a tener opciones y eso es lo que acabó pasando el 22 de abril con el socialista Àlex Pastor después de unas copas de más y de que agrediera a los Mossos d'Esquadra. Lo cierto es que uno debe tener que ser de Badalona para comprender lo que ha acabado pasando y el triste espectáculo de todos ellos descalificándose entre si.

Del desenlace final, es fácil distinguir entre los ganadores además de Albiol a Miquel Iceta. El PSC tenía dos objetivos: el primero, retener la alcaldía y, el segundo, que no accediera a ella la exalcaldesa Dolors Sabaté, de Guanyem Badalona. El primero solo podía lograrlo con una carambola que no se dio. El segundo era más fácil y solo tenía que tejer una telaraña de mensajes públicos en los que pareciera que apoyaba a la exalcaldesa aunque en realidad hiciera lo contrario. Ya pasó en Barcelona, donde el pacto entre PSC y comunes —con el impagable apoyo de Manuel Valls— desplazó al ganador Ernest Maragall, de ERC. Lo importante era que el independentismo no tuviera la alcaldía de la capital catalana y no había que fijarse mucho en cuestiones menores como los votos que lo hacían posible. En Badalona ha pasado algo similar: al final, Iceta ha ido a manifestaciones con Albiol y no con Dolors Sabaté. Y eso cuenta.

Entre los perdedores, la izquierda, el independentismo y Sabaté. Así se ha escrito el penúltimo capítulo de este serial de rencillas y batallas, porque, a buen seguro, en Badalona el último aún está por escribirse.