De todos es sabido que si hay una semana marcada en el calendario como de alto voltaje en Catalunya esta es la que se inicia este lunes. Es normal que Madrid esté preocupado por la investidura del presidente del gobierno español en funciones, pero, sinceramente, muy pocos catalanes tendrán, por uno u otro motivo, la mirada puesta en este acontecimiento informativo con lo repleta que va la agenda.

Mala semana, ministro Ábalos, para venir a Barcelona y hacerse el gallito pensando que la mejor manera de conseguir votos en el Congreso de los Diputados para Pedro Sánchez es tomar a su negociador por un advenedizo en estas lides. No cabe otra interpretación de sus palabras apremiando a Esquerra a apoyar la investidura de Sánchez ya que, si no, se demostrará que no hay posibilidades para el diálogo en el conflicto catalán. Alguna cosa no debe tener clara Ábalos, ya que en una situación normal es justo a la inversa: cuando haya acuerdo en el diálogo y este no sea una entelequia condenada al fracaso es cuando ERC le dará los votos. No antes. Parece muy fácil de entender, incluso para Ábalos.

Mientras Madrid suma y resta votos para la investidura, lunes, miércoles y jueves son, a priori, tres días informativos que concentran noticias esperadas desde hace tiempo. Este lunes, el tribunal de Bruselas tiene que pronunciarse sobre la euroorden del juez Pablo Llarena contra Carles Puigdemont. Los abogados del president defenderán un tiempo muerto a la espera de que otro tribunal, el de Justicia de la Unión Europea (TJUE), se pronuncie sobre su inmunidad como candidato electo al Parlamento Europeo.

Sobre este tema de la inmunidad, el TJUE dictará el jueves en Luxemburgo sentencia sobre la inmunidad de Oriol Junqueras como eurodiputado. Si el tribunal sigue la línea trazada por el abogado general del TJUE, Maciej Szpunar, España puede tener un serio disgusto y la onda expansiva sentar a Puigdemont, Comín y Ponsatí en el Parlamento Europeo.

En medio de estas dos noticias judiciales, el clásico Barça-Madrid del miércoles, con un protagonismo especial, anunciado desde hace semanas, de Tsunami Democràtic. En su envite para sentar al estado español a negociar, han convocado una concentración a las 16 horas y han garantizado que se hará visible durante el partido en el terreno de juego y en las gradas y también por televisión. Todo ello en medio de un continuo goteo de autocares que anuncian que se desplazarán a Barcelona siguiendo las consignas del Tsunami. La investidura tendrá que esperar.