Una vez más, un futbolista que no estaba en condiciones de jugar con la selección española ha vuelto lesionado a la disciplina de su club. En este caso, y no es la primera vez, el Fútbol Club Barcelona. No se trata de un jugador menos, aunque en este caso sería lo de menos, sino de un futbolista imprescindible para poder acceder a triunfos y títulos como es Lamine Yamal. La lesión —veremos por cuántos partidos— y la irresponsabilidad de la selección española de fútbol en el cuidado del jugador, que ya acudió con dolores y pese a ello jugó con analgésicos, plantea un debate urgente: ¿no tendrían que ser los clubes, como propietarios de los jugadores, los que decidan si están o no en condiciones de jugar?

El entrenador del Barça, Hansi Flick, ha sido contundente este sábado al plantear la irresponsabilidad del staff de la selección española, tanto de su entrenador, Luis de la Fuente, como de su equipo global, en el que también están los médicos y los fisioterapeutas: "Lamine Yamal no estará disponible. Se fue con la selección con dolor y no entrenó. Le dieron analgésicos para jugar. Tenían como mínimo tres goles de ventaja en cada partido y jugó 73 minutos y 79, y entre los partidos no pudo entrenar. Eso no es cuidar al jugador. Estoy muy triste con esto". 

¿No tendrían que ser los clubes, como propietarios de los jugadores, los que decidan si están o no en condiciones de jugar?

En el recuerdo no tan lejano está la grave lesión de Gavi, que sufrió una rotura completa del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y una lesión asociada en el menisco lateral en 2023 durante un partido entre España y Georgia que lo ha mantenido fuera del terreno de juego durante más de un año. Ahora vuelve a estar de baja de aquella antigua lesión. Ya entonces el Barça puso el grito en el cielo, ya que no era necesario forzar al jugador, que acumulaba muchos minutos, y España estaba clasificada para la Eurocopa. Solo dos jugadores del equipo repitieron en el once inicial y uno era Gavi. La respuesta del seleccionador a las críticas del Barça fueron enormemente irresponsables: los buenos jugadores siempre están.

El deporte de alta competición ha cambiado mucho y aunque no hay una gran diferencia en el número de partidos, alrededor de 60 por temporada en los grandes clubes, la exigencia es mucho más alta, sobre todo en la parte física. A eso se une que los futbolistas, también en otras disciplinas deportivas, son cada vez más jóvenes. Carlos Alcaraz fue el número uno de la ATP, creada en 1973, con 19 años y cuatro meses; esta semana ha debutado con el Barça de baloncesto Mohamed Dabone, un jugador de la cantera con 13 años, 10 meses y 22 días al que han subido al primer equipo.

En el primer equipo de futbol hay ocho jugadores menores de 20 años y otros seis por debajo de los 23. Es obvio que las lesiones afectan de diferente manera respecto a un veterano, ya que son deportistas aún en formación y necesitan rebajar el sobreentrenamiento y una recuperación adecuada para evitar las lesiones musculares y articulares con la consiguiente sobrecarga. Es ahí donde los clubes tienen mucha más información de sus jugadores y su opinión debe ser decisiva. Porque la opinión del jugador a esta edad es de jugar siempre y eso no puede ser si no se quieren destrozar carreras. Ahí, la posición del club debe ser de una gran intransigencia. Mucho más si en el otro lado existe tanta frivolidad.