Los clamores de Seat han sido escuchados a Wolfsburg. Finalmente, Volkswagen podría apostar por la planta de Martorell para construir su nuevo crossover (CUV) eléctrico y los de Seat, el Arona, y Skoda, el Kamiq. Este nuevo modelo de Volkswagen, el ID.2, saldrá al mercado en 2025, tal como había planteado la automovilística catalana y no será hasta un año más tarde, en 2026, cuando vean la luz el nuevo Arona y el nuevo Kamiq. Así lo informó este fin de semana la misma empresa alemana durante su convención donde anunció sus planes para la movilidad eléctrica de cara a los próximos años.

Según se desprendió de esta convención, el nuevo ID.2 tendrá una autonomía de entre 250 y 400 kilómetros, por lo tanto no será un coche eléctrico pensado para el ámbito urbano, sino que también esté preparado para viajes más largos y costará en torno a los 20.000 euros.

El propósito de Seat, más cerca

Este anuncio, que por sí solo ya es una buena noticia por la planta de Martorell, lo es todavía más si lo ligamos a los propósitos que se marcó la empresa a corto plazo, Este mes de marzo, Seat ya aseguró que su voluntad es construir más de medio millón de coches eléctricos el año para todo el grupo Volkswagen.

Para poder llegar a este objetivo, la empresa ya avisó de que se tendrían que adaptar las instalaciones de Martorell con el fin de producir vehículos eléctricos y eso supondría una inversión de, aproximadamente, 2.400 millones de euros. De hecho, en aquella ocasión la compañía ya anunció que el nuevo modelo eléctrico saldría al mercado el año 2025, que valdrá entre 20.000 y 25.000 euros, tal como anunció su empresa matriz este fin de semana.

Ahora bien, Seat ya avisó, y vinculó, que la construcción de este nuevo modelo en Martorell depende de la implicación de la Comisión Europea y el Gobierno. Este anuncio, hay que recordar, que se enmarcaba en el proyecto global de Seat, con una quincena de empresas más, que incluye contar con una fábrica de baterías cerca de la planta de Martorell.

La famosa planta de baterías

Todo este enredo|lío se remonta en el mes de marzo, cuando|cuándo la ministra de Industria, Reyes Maroto, anunció, a bombo y platillos, que el Gobierno crearía un consorcio público-privado con Seat, Volkswagen e Iberdrola para montar una planta de baterías cerca de la planta de Seat en Martorell.

La intención de este proyecto es, según explicó la ministra, desarrollar las infraestructuras, instalaciones y mecanismos necesarios en España para fabricar de forma autónoma y competitiva un vehículo eléctrico conectado completo. Según la ministra, este consorcio, el primero en el sector de la automoción, "es fruto del compromiso del Gobierno para que España siga siendo líder en la industria del automóvil a nivel mundial apostando por una movilidad sostenible".

Ahora bien, pocas semanas después Volkswagen ya anunció que todavía no estaba claro que esta fábrica de baterías acabara en Martorell, argumentando que la planta se podría construir en Portugal, España o Francia, y que la opción escogida dependerá "de dónde consiga un mejor espacio y configuración".