El Estado español no mima las infraestructuras catalanas. Se evidencia en los presupuestos -y la ejecución de estos-, las licitaciones, la disposición adicional tercera -que parece que no llega-, los planes de prosperidad e incluso en el trato de los trabajadores de compañías subcontratadas por el Estado. De hecho, Catalunya hace años que se queja de un déficit de inversión en sus infraestructuras, y acusa al Estado de tratarlas como infraestructuras de segunda. ¿Pero porque pasa eso? ¿Está fundamentado? Le ponemos luz analizando los datos oficiales.

Según los datos, el déficit acumulado en infraestructuras los últimos diez años llega a los 28.000 millones de euros. De hecho, en el periodo 2015-2018, el Estado ejecutó en Catalunya sólo el 66% del presupuestado en infraestructuras, mientras que en Madrid el porcentaje fue del 113,9%. Empezamos con algunos ejemplos de infraestructuras cruciales.

El Prat, una gestión sesgada

El Aeropuerto del Prat es una de las infraestructuras más importantes que tiene Catalunya pero las diferencias de la gestión que hace AENA -la gestora aeroportuaria estatal- entre el Prat y Barajas es uno de los principales motivos por los cuales ya hace años que el aeropuerto de Barcelona vive veranos negros, con repetidas huelgas de los trabajadores de seguridad y colas interminables.

El Prat cerró en el 2018 con más de 50 millones de viajeros, llegando prácticamente al techo de las posibilidades de la infraestructura. Por otra parte, Barajas cerró en el 2018 con 57,8 millones de pasajeros. La diferencia es pequeña en número, pero el de Madrid cuenta con cinco terminales y Barcelona sólo tiene dos.

El aeropuerto de Barcelona aporta el 55% de los beneficios a Aena mientras que Madrid sólo el 4%

Desde el 2014, Aena no ofrece datos individualizados de los aeropuertos pero en las últimas, el Prat obtuvo unos resultados superiores a los 400 millones de euros. Según las estimaciones de la conselleria de Territori, cinco años después son de unos 700 millones de euros. De acuerdo con estos cálculos, el aeropuerto de Barcelona aporta el 55% de los beneficios a Aena mientras que Madrid sólo el 4%.

Más cifras: mientras que el contrato de seguridad en el aeropuerto de Barcelona se adjudicó por 41,2 millones de euros por un tráfico de 50,1 millones de pasajeros (lo que corresponde a 80 céntimos por pasajero) en Barajas fue de 58 millones de euros por un aeropuerto que acoge a 57 millones de personas, el qué equivale además de un euro por persona.

Las bridas en el Puerto

El Puerto de Barcelona es otra de las infraestructuras clave del país pero tiene poca libertad de gestión ya que está sujeta al sistema del Fondo de contribución Interportuaria de Puertos del Estado. Es el tercer puerto en tráfico total, pero el primero en tráfico de comercio exterior y en valor de las mercancías y desde su creación, es lo que más ha aportado en el Fondo. De hecho, cerró en el 2018 con un importe neto de la cifra de negocio de 173 millones de euros, un 4% más que el año anterior y un beneficio de más de 53 millones de euros.

El Puerto de Barcelona aportará el 19% al sistema pero recibirá sólo un 0,68%

Según datos de Fomento para el 2020, Puerto de Barcelona aportará 5,8 millones de euros, el 19% del total de ingresos previstos, que se calcula en 30,5 millones. Por el contrario, recibirá 315.000 euros, que supondrán el 0,68% del total de los 46,1 millones de inversiones que Fomento hará en las 28 instalaciones marítimas. De esta manera, el Puerto de Barcelona aportará el 19% al sistema pero recibirá sólo un 0,68%.

Rodalies, la promesa incumplida

Rodalies es otro de los damnificados, donde hace diez años el Estado prometió 4.000 millones de euros en inversión a Rodalies. Unas inversiones que tendrían que haber acabado en el 2015, pero sólo se ha ejecutado el 14%. Además, Rodalies es una de los más afectados por el incumplimiento de la Disposición Adicional Tercera, que quedaba pendiente desde el último gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el 2008 y que prevé recuperar 759 millones de euros por Catalunya en materia de infraestructuras. De estos, 200 millones ya tendrían que ser para los presupuestos del 2019, pero el Gobierno ha maniobrado para esquivar la promesa. Estos son algunos de los ejemplos que evidencian la despreocupación del Estado por las infraestructuras catalanas y que alimentan la sensación de dejadez por parte del Gobierno.