La petrolera española Repsol ha cerrado en el 2019 con unas pérdidas de 3.816 millones de euros, lejos de los beneficios de 2.341 millones que registró el año anterior. Repsol justifica la caída por un ajuste de 4.849 millones de euros derivado de los "nuevos escenarios de precios de crudo y gas consistentes con los objetivos climáticos del Acuerdo de París", y unos precios "más bajos" precisamente para la transición energética. Además, Repsol también ha previsto una provisión de 837 millones de euros por el arbitraje de Addax. Sin tener en cuenta estos elementos, el beneficio neto ajustado de Repsol sería de 2.042 millones de euros, un 13,2% menos que en el 2018.

La compañía ha explicado que a pesar del contexto adverso, con unos precios del crudo y del gas que disminuyeron de forma significativa, va aumentado su flujo operativo de caja un 8%, hasta los 5.837 millones. Esta "fortaleza" hizo que el Consejo de Administración acordara proponer a la próxima Junta General aumentar la retribución al accionista a través de una amortización de un 5% del capital social a 31 de diciembre del 2018, que se añadiría a otros que se puedan hacer.

La decisión se suma a la mejora acordada para el dividendo que, con un incremento anualizado del 8% con respecto al 2017, llegará a un euro bruto por acción en el 2020 bajo la fórmula del 'scrip dividendo'.

Con respecto al área de Downstream (Refino, Química, Movilidad, Lubricantes, GLP, Trading, Mayorista de gas y Repsol Electricidad y Gas) consiguió un resultado de 1.456 millones, inferior a los 1.583 millones del año anterior. La compañía mantuvo el crecimiento en el área de electricidad y gas, superando al millón de clientes, e incorporó nuevos activos de generación renovable.

Por otra parte, el área de Upstream (Exploración y Producción) obtuvo un resultado de 1.050 millones, por debajo de los 1.325 millones del 2018. La producción de Repsol alcanzó los 709.000 barriles equivalentes de petróleo diario, en línea con los 715.000 del año anterior.
La empresa ha explicado que ha orientado su estrategia para ser una compañía con cero emisiones netas en el 2050. Eso comporta una reducción progresiva de su indicador de intensidad de carbono sobre la base del 2016: del 10% en el 2025, del 20% en el 2030 y del 40% en el 2040, hasta alcanzar las cero emisiones en el 2050.

Para alcanzar los objetivos de descarbonización, el área de Upstream orientará el suyo portafolios al cumplimiento del Acuerdo de pariera y "priorizará la generación de valor sobre el crecimiento de la producción". Así, mantendrá el equilibrio entre las reservas de gas y petróleo, con una visión del gas como energía para la transición energética "y teniendo en cuenta el papel activo que el petróleo tiene que jugar en un mundo más descarbonizado".

Por último, ha asegurado que para evaluar cada una de las decisiones futuras de exploración o producción, "Repsol asume una curva de precios del petróleo y del gas compatible con el Acuerdo de París".