La OCDE reduce todavía más su previsión de crecimiento para España en 2023. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha situado este martes el incremento del PIB para el año que viene en un 1,3%, dos décimas menos que la cifra que dio en setiembre. La nueva previsión contrasta también con las esperanzas del gobierno español, que sitúa el crecimiento esperado para el año que viene en un 2,1%. La nueva rebaja sigue una tendencia a la baja respecto a las previsiones para la economía española, y es que hay que tener en cuenta que la OCDE ya había recortado siete décimas en setiembre respecto a las expectativas de junio. Con todo, las previsiones para el Estado siguen siendo de una de las cifras más elevadas en la zona euro y la Unión Europea.

La OCDE rebaja de nuevo las previsiones de crecimiento para 2023 y 2024

En su informe de Perspectivas publicado este martes, la OCDE prevé una recuperación limitada para el estado español en 2024, y cree que la actividad debería aumentar un 1,7%, de nuevo una estadística mucho menos optimista que el 2,4% del Ejecutivo de Pedro Sánchez. A finales de septiembre, cuando hizo público su informe provisional, había calculado que el producto interior bruto (PIB) de España aumentaría en 2023 un 1,5 %, sin embargo, lo ha vuelto a rebajar este noviembre en dos décimas más.  En términos comparativos, las tasas de crecimiento de España en el 2023 van a ser superiores a la mayoría de los grandes países desarrollados, en particular a los otros europeos, todavía más afectados por la guerra en Ucrania. Más allá del hecho de que la actividad va a caer en el Reino Unido (el 0,4 %) y en Alemania (el 0,3 %), el crecimiento de España será claramente superior al de Italia (0,2 %), Francia (0,6 %), Estados Unidos (0,5 %) o Canadá (1 %). Sí que crecerán más que España países desarrollados alejados geográfica y económicamente del conflicto entre Rusia y Ucrania, como Corea del Sur (1,8 %), Japón (1,8 %) o Australia (1,9 %), además de economías emergentes como China (4,6 %) o India (5,7 %). En cuanto al año siguiente, la OCDE espera que España recupere a inicios de 2024 el nivel del PIB que tenía a finales de 2019, antes de que estallara la crisis de la covid. Y en eso se distingue, para mal, de las otras grandes economías mundiales.

Preocupación por la inflación

Uno de los elementos más preocupantes es el control de la inflación. Aunque hay signos de que en España tocó techo en el verano (se pasó del 10,7 % interanual en julio al 7,3 % en octubre), la OCDE cree que va a mantenerse a un nivel elevado de forma duradera. La organización estima que, después de una inflación media del 8,6 % este año, se quedará en el 4,8 % en 2023 y seguirá a ese mismo nivel el año siguiente, cuando en la zona euro sí que se espera una caída significativa (del 6,8 % en 2023 al 3,4 % en 2024). La única buena noticia de este estudio semestral para España es que, si sus proyecciones se cumplen, la expansión del producto interior bruto (PIB) español de este año será del 4,7 %, tres décimas más de lo que la misma OCDE había anticipado en septiembre y seis más de lo que anunciaba en junio. La otra cara de la moneda es que la demanda se va a deteriorar por el impacto de la inflación: los salarios reales habían perdido en un año alrededor del 5,5 % de su poder adquisitivo en España hasta el tercer trimestre, uno de los porcentajes más altos de los países miembros de la OCDE.