Encontrar trabajo sigue siendo más difícil en las autonomías del suroeste que en las del nordeste, entre las cuales hay claras diferencias en los niveles de empleo, diferencias que ya se veían en momentos previos a la crisis económica, según un informe de Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

El empleo en el Estado español se ha situado en el segundo trimestre de este año a niveles próximos a los de 2009, con más de 19 millones personas ocupadas, de acuerdo con la Encuesta de Población Activa (EPA), pero las diferencias entre las regiones se mantienen.

Más ocupados en el nordeste

Mientras que en Catalunya, Illes Balears, Madrid, Aragón, Navarra y La Rioja más de la mitad de la población mayor de 16 años está trabajando, en Extremadura, en cambio, a duras penas el 42% de su población adulta tiene un trabajo.

Las disparidades regionales también son, por lo tanto, bastante grandes con respecto a la tasa de paro, que para el conjunto estatal se ha situado en el segundo trimestre en el 15,28%, ligeramente inferior al mismo trimestre de 2009.

En la mitad norte, las tasas son inferiores al 14%, destacando Aragón, Navarra y País Vasco con unas tasas de desempleo de aproximadamente el 10%. Por el contrario, la mitad sur registra un paro muy superior, especialmente en Andalucía y Extremadura, de más del 23%.

La disparidad por sexo

Aunque, por sexo, la tasa de paro ha evolucionado muy similarmente desde los comienzos de la crisis, desde el 2016 hay una diferencia mantenida con una tasa de paro de los hombres inferior a la de las mujeres en aproximadamente 4 puntos.

No obstante, hay regiones donde esta disparidad no se produce, como el País Vasco, Balears y la Comunidad de Madrid, y otros donde se acentúa especialmente, como Castilla-La Mancha, Extremadura o Murcia, donde las mujeres sufren unos niveles de desempleo muy superiores a los hombres.

En Castilla-La Mancha y Extremadura a duras penas cuatro de cada diez personas ocupadas son mujeres y, aunque ninguna comunidad llega a la paridad, algunas están muy cerca, como el País Vasco, Galicia y Madrid, con más de un 48% de mujeres ocupadas.

Envejecimiento de los ocupados

El informe de Fedea apunta también que el colectivo de personas ocupadas no ha dejado de envejecer desde el comienzo de la crisis y, en concreto, apunta a Asturias, donde a duras penas dos de cada cien ocupados es menor de 25 años y uno de cada dos es más grande de 45.

En el otro lado de la distribución por edad se sitúan las regiones del este, entre las cuales destacan Catalunya, Balears, País Valencià y Murcia, donde aproximadamente seis de cada cien ocupados son jóvenes.

Aunque los parados tampoco han dejado de envejecer durante la crisis, el perfil es muy diferente del de las personas ocupadas. Un 14% de las personas desocupadas tienen menos de 25 años, delante de un 5% de ocupados de esta edad, lo cual muestra un claro desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo en el país, según la fundación.

En el último año se muestra un claro envejecimiento de las personas desocupadas, sobre todo en Castilla y León (con un aumento de casi 7 puntos entre los mayores de 45 años), Aragón (aumento de 7,4 puntos) y País Valencià (aumento de 5 puntos).

Nivel educativo

Los niveles educativos de los ocupados también han aumentado notablemente desde el inicio de la crisis y, sobre todo, destaca el País Vasco con unos niveles de educación muy por encima de la media, donde el 55,4% de los suyos ocupados tienen estudios superiores.

Algunas regiones han alcanzado niveles de desempleo notablemente bajos para aquellos con estudios superiores. Es el caso de Aragón, Navarra y Balears, con tasas de desempleo en torno al 5%.

Por último, con respecto al empleo público o privado, Extremadura sigue siendo la región con la mayor incidencia del empleo público: uno de cada cuatro empleados, mientras que la incidencia del empleo público en el este peninsular es baja. Las diferencias norte-sur también son destacables en cuanto al tipo de contrato, ya que mientras en Andalucía y Extremadura la tasa de temporalidad es superior al 36%, en Madrid se sitúa en el 19,5%.