La venta de Freixenet sigue su camino después de que se haya autorizado que el grupo vinícola alemán Henkell&Co, filial del gigante Dr. Oetker realice una due diligence para auditar las cuentas del gigante del cava catalán antes de formalizar la operación. Así lo decidió este lunes el accionariado que tenía programado un consejo de administración para tomar una decisión respecto a la oferta que ronda los 500 millones de euros y que es susceptible de variar tanto en la cifra como en el valor de las acciones en función de como se resuelva la due diligence.

Aunque la familia Ferrer Noguer, que ostenta un 42% de las acciones, consiguió posponer la decisión durante el anterior consejo de administración, ya que todavía no se había oficializado el traspaso de acciones de las desaparecidas hermanas Pilar y Carmen Sala Ferrer a sus respectivos hijos que integran las familias Bonet y Hevia con un 29% de las acciones cada una, esta vez ya no ha habido falta de quorum y se ha aceptado abrir las puertas de la auditoría. Una decisión que a la vez que muestra toda una declaración de intenciones por parte del accionariado de Freixenet, sigue adelante con en el proceso de venta.

Golpe de timón de los Bonet

Después de colocar la oferta de Henkell el pasado 28 de marzo sobre la mesa del consejo de administración, los Hevia mostraron una fuerte predisposición por vender su paquete de acciones. A lo largo del mes de abril, han procurado convencer de todas las maneras posibles los Bonet y lo han conseguido parcialmente. Rápidamente contaron con el apoyo de Pedro Bonet, presidente del Consell Regulador del Cava y director de comunicación, así como el de Eudald Bonet, también muy crítico con los Ferrer. Pero tanto el presidente como su hermana, Pilar Bonet, se habían mostrado más bien partidarios de la postura de los Ferrer y, en especial, José Luis Bonet que prefería no vender su paquete de acciones y dar estabilidad a la multinacional a largo plazo. Sin embargo, esta vez ha dado un golpe de timón tentado seguramente por la propuesta que le hizo Henkell&Co de seguir liderando a Freixenet en un periodo de transición.  

Mientras tanto, los Ferrer encabezados por el presidente de honor y único superviviente de la segunda generación, José Ferrer, todavía mantienen la esperanza de poder hacer valer su derecho a tanteo aprovechando las negociaciones con la banca de un crédito superior a los 100 millones con el fin de alcanzar el 50% de las acciones y evitar así cualquier posibilidad de venta a un socio externo. Únicamente aceptarían la salida de los Hevia, muy críticos con la gestión del vicepresidente, Pedro Ferrer, siempre y cuando Henkell entrara en calidad de socio minoritario. Una opción que no entra dentro de los planes de la multinacional alemana, ya que pretende alcanzar entre un 51% y un 58% del capital de Freixenet.