Hace casi veinte años que la pugna por la representatividad empresarial entre Foment del Treball y Pimec tensiona las relaciones entre las dos patronales, pero parece que finalmente los presidentes están ultimando un acuerdo para poner fin a la guerra patronal. Según adelantó el diario Ahora y ha podido confirmar El Nacional, Josep Sánchez Llibre y Josep González ratificarán el acuerdo este jueves después de reunir a sus juntas directivas, el cual "tiende a la paridad, pero no es 50% y 50%", aseguran fuentes próximas a las negociaciones.

Hasta ahora, la representatividad empresarial, con la cual las patronales se juegan el prestigio, la representatividad, unas cuantas sillas y alrededor de 2 millones de euros anuales a repartir, estaba repartida entre Fomento (60%), Fepime (15%) y Pimec (25%). Con el nuevo acuerdo, Fepime se integraría dentro de Fomento, y los nuevos porcentajes serían de 58% para Fomento y 42% para Pimec para el primer año, con una evolución progresiva hasta llegar al 55% para Sánchez Llibre y el 45% para González en un periodo de cuatro o cinco años. Con todo, el acuerdo todavía no está firmado y aunque "mucho tendrían que cambiar las cosas para que no se ratifique", al final "será la Generalitat a quien marque el cómo y el qué", aseguran fuentes próximas a las negociaciones.

Ambas patronales "han cedido bastante", aseguran las fuentes, ya que por una parte, Pimec tenía unas líneas rojas muy marcadas, como había anunciado Josep González, que Pimec no aceptaría un acuerdo de menos del 50%. Por otra parte, la propuesta de Sánchez Llibre se movía entre el 65% para Fomento y el 35% para Pimec. Con todo, hace tres semanas la lucha por la representatividad llevó al Departamento de Trabajo a iniciar el procés para fijar la representatividad institucional de Fomento, Pimec y Fepime y dejaba un mes de plazo, que expira el próximo día 19, para que presentaran sus solicitudes. En caso de que no se llegara a un acuerdo, sería el Gobierno quien determinara la representatividad mediante el recuento de afiliados.

De hecho, una de las críticas de Pimec se dirigía al Departamento de Trabajo, quien tenía que hacer de mediador entre ambas patronales. "Nuestra queja no es sólo hacia Foment del Treball sino también para la conselleria, que lleva tiempo evitando el problema", explicaban desde Pimec. Ahora, sin embargo, desde las organizaciones aseguran que "Trabajo ha hecho un buen trabajo las últimas semanas para hacer posible un acuerdo".

Cuando Treball inició el periodo de recuento, el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, amenazó con boicotear el procés y presentó al recuento para la representatividad según los criterios del decreto del Gobierno si no se hacía bajo criterios que incluyan aspectos como la facturación, el número de trabajadores, el volumen de exportaciones e importaciones o la capacidad de generar empleo. La patronal alegaba que la actividad empresarial de sus asociados suponen el 70% del PIB de Catalunya y negocia el 90% de los convenios colectivos, además de concentrar el 90% de las exportaciones y el 70% de las empresas adjudicatarias de obra pública de la Generalitat, el Estado y administraciones locales.

Sea como sea, parece que la guerra patronal llega a una tregua. El jueves se ultimarán los últimos detalles y, si nada cambia, el acuerdo será ya una realidad. Punto y final a una pugna de casi 20 años de tensiones en las cúpulas patronales.