No es ninguna noticia saber que si eres nacido dentro del Estado, es más fácil acceder a una vivienda de alquiler. Este jueves se ha confirmado esta hipótesis con un estudio del Ayuntamiento de Barcelona que confirma que hasta el 62% de los agentes inmobiliarios de Barcelona acepta discriminar a los posibles inquilinos de una vivienda por su origen étnico.
Este nuevo estudio ha extraído cuatro conclusiones principales, la primera y más evidente es este 62% de casos de discriminación por origen étnico. La segunda conclusión a la cual se llega es que en el 24% de los casos se facilita la discriminación, es decir que la discriminación no es directa, pero se detectan varias prácticas que resultan igualmente en la exclusión del acceso a la vivienda al colectivo señalado. Eso suma casi el 85% de los casos en estas dos circunstancias lo que nos deja en que solo un 14% de los agentes inmobiliarios se niegan a discriminar por origen étnico.
De este 14%, el 10% de los agentes se niega a aceptar la propuesta discriminatoria y el 4% evita dar respuesta a la petición. Con el fin de extraer estas cifras, el Ayuntamiento ha realizado un total de 350 llamadas válidas en diferentes agencias inmobiliarias que operan en Barcelona en nombre de una propiedad ficticia que quiere alquilar una vivienda y solicita que del proceso de selección se excluyan "las personas inmigrantes".
Prejuicios y estereotipos
Para llevar a cabo el informe el Ayuntamiento incluyó en la petición discriminatoria que la propiedad ficticia opta conscientemente y únicamente por el término "inmigrando" sin más explicaciones de origen étnico, religión o clase social, cosa que se interpreta que la discriminación va dirigida a aquellas personas que provienen de unos determinados países. Así, a lo largo del experimento se observa en las respuestas por parte de los agentes inmobiliarios una clara distinción, entre la población "inmigrante", que respondería al perfil discriminado, y la población "extranjera", que quedaría fuera del público diana.
Otro aspecto relevante, y grave, que sale a la luz es que la discriminación es una práctica en la sombra, ya que el 19,4% de los agentes manifiestan de manera espontánea que esta discriminación no se puede publicitar, sin que la propiedad ficticia requiera que el filtro se aplique ya en el anuncio del inmueble.
De hecho, se evidencia que la discriminación puede empezar a operar desde el primer momento, tan pronto como se recibe la solicitud para alquilar la vivienda. En el momento que se detecta algún rasgo diferencial que permita identificar un perfil como inmigrante, los agentes inmobiliarios que aceptan la discriminación aplican el filtro discriminatorio. Eso, tal como explican los agentes, puede producirse en una primera llamada solicitando información, pegándose al lenguaje o el acento del solicitante, en las visitas, a través del aspecto y la indumentaria o con la documentación identificativa de las personas candidatas.
El hecho de que la discriminación nunca se publicite ni se explicite por parte de los agentes inmobiliarios se convierte en una primera dificultad a la hora de probar que esta se produce. En segundo lugar, el uso de engaños y mentiras a las personas discriminadas, estrategias que los agentes admiten y quedan recogidas en el estudio, ponen todavía más trabas para poder probarlo y, por lo tanto, perseguirlo, sancionarlo y reparar el daño.
Hay que apuntar que este informe se tenía que presentar unas semanas atrás, pero el incendio de Tetuán, en el cual murieron cuatro personas que ocupaban un local, provocó que se aplazara la presentación.