Los obispos españoles se oponen al ingreso mínimo vital que el gobierno español de Pedro Sánchez propone para los más desfavorecidos. Una medida que se tendría que aprobar el mes de mayo y que también defiende el mismo papa Francisco. El portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, considera que no se puede dar de forma permanente y tan sólo debería ceñirse a la excepcionalidad del momento de la pandemia, aunque no ha concreto la duración que propone.

Hay que recordar que este ingreso mínimo todavía se está acordando y la propuesta inicial del vicepresidente Pablo Iglesias de 500 euros para hogares vulnerables podría quedar en suspenso y reformularse. En esta línea, el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, apuesta para que este ingreso mínimo sea un complemento variable.

Según Argüello, "en estos momentos, la renta básica ayuda a quien se ha quedado en paro, a quien lo necesita, a través del instrumento que parece indispensable. Ahora bien, pensar en la permanencia, que grupos amplios de ciudadanos vivan de forma subsidiaria no es un horizonte deseable a largo plazo para el bien común". Aunque no ha propuesto ninguna solución para la crisis económica y el aumento de personas en riesgo de exclusión social que deja el coronavirus, considera importante "que las personas puedan ejercer sus capacidades en un puesto de trabajo".

Desde la CEE, de momento se abrirá una propuesta para analizar si dan una parte de sus ingresos en la lucha contra la Covid-19, aunque tampoco se especifican porcentajes ni cantidades. Argüello recuerda que unos 70 sacerdotes han muerto por coronavirus "como consecuencia de su trabajo". Y ya preparan una solicitud al Gobierno para poder reanudar los actos de culto dentro del plan de desconfinamiento.