El giro independentista que ha dado el pleno de la Cambra de Comerç de Barcelona, hasta ahora y desde hace más 17 años presidida por Miquel Valls y su equipo, no ha gustado en las entrañas de la institución, que según ha podido saber ElNacional.cat todavía no se resigna y, a la espera de los resultados finales que se sabrán el próximo lunes 13 de mayo, no descarta conseguir dejar la lista de la ANC a la oposición.

Los resultados provisionales que la Junta Electoral de Cámaras hizo públicos ayer dan 31 sillas a la candidatura de independentistas Eines de País (ANC), 5 para Crous&Torres, 3 para Carles Tusquets y 1 para Lideratge50a50. Ramon Masià no ha conseguido ningún epígrafe, y Enric Crous tampoco ha salido para la silla de Interprofit a la cual se presentaba; Tusquets ha conseguido la suya por Trea Capital y dos más.

De los más de 18.600 votos que se emitieron en total, la Junta Electoral decidió retirar 955 del escrutinio porque "los auditores han detectado que estos votos que se tienen que acabar de verificar, ya que son sospechosos," que explicaba ayer el secretario general de la Cambra, Xavier Coronas. Ante estas dudas, la Cambra también está haciendo su trabajo recontando y mirando si entre este casi millar de votos dudosos, consiguen arañar alguna silla de la ANC y a fin de que no alcance la mayoría. Y es que hay algunas vocalías que han ganado su epígrafe por menos de 10 votos, de manera que si algunos de los 955 votos retirados entraran al escrutinio, el mapa final del pleno cameral podría llegar a cambiar en algunas sillas.

Además, hay que tener presente que el pleno cameral está conformado por 40 sillas escogidas por sufragio universal, 6 que provienen de las patronales Pimec y Foment del Treball y 14 que corresponden en las grandes empresas de mayor aportación económica. El total de estas 60 vocalías son las que acaban escogiendo la presidencia y la vicepresidencia de la Cambra, por lo cual si la ANC pierde la mayoría absoluta con la que cuenta según los resultados provisionales (31), se tendría que ver si realmente el resto de candidaturas, las patronales y las grandes empresas les darían apoyo.

La gran empresa, inquieta

La intención de utilizar la Cambra como "estructura de Estado en el camino hacia la República" de los independentistas ha creado mucha inquietud entre las grandes empresas catalanas. Y es que la Cambra de Barcelona, por poco conocida que sea, es una entidad clave en el mundo empresarial catalán para ser altavoz de las demandas empresariales, por su influencia en otros organismos como la Fira de Barcelona y por los programas y proyectos que gestiona con el apoyo de las diversas administraciones públicas.

Durante los meses que hace que dura la campaña de las candidaturas postuladas por la Cambra de Comerç, los candidatos que más sonaban como favoritos eran el financiero Carles Tusquets, presidente del Banco Mediolanum, y Enric Crous, exconsejero delegado de Cacaolat. Todo apuntaba que la disputa se centraría en estas dos listas, pero la "gran capacidad de movilización del Assemblea Nacional Catalana" ha hecho alterar el escenario. La gran empresa ha quedado sorprendida, y la idea de "politizar la Cambra" no acaba de gustar, si bien apuntan que la proximidad de las elecciones generales, con el debate independentista en el centro, y los comicios camerals, ha podido "contaminar" este resultado.

Con todo, desde la candidatura ganadora se muestran "muy tranquilos". En declaraciones en ElNacional.cat, Pere Barrios, quien con gran probabilidad será el presidenciable de Eines de País, asegura que "por mucho que con el escrutinio final perdamos alguna silla, estamos blindados porque tenemos el apoyo de Pimec y seguramente de algún otro candidato". Además, explica que "hemos conseguido cambiar la Cambra y hacer una revolución de clase, con la intención de desvincular la economía catalana de los poderes fácticos centralizados como el Ibex35." También plantean "consultas al empresariado sobre si quieren que la Cámara sea activa en el camino hacia la República" y también si se quiere "la soberanía fiscal". Este ideario alarma el pleno cameral de Valls, que no tira la toalla.

Así pues, con los resultados todavía por acabar de determinar, el futuro de la Cambra está en el aire.