El dinero en metálico continúa siendo el principal instrumento de pago en la eurozona, tanto por el número de transacciones como por el importe de las mismas, según un reciente estudio del Banco Central Europeo (BCE). En 2019, el efectivo fue el método de pago usado para el 73% de las transacciones en punto de venta y entre personas, hasta unos 160.000 millones de operaciones, cuyo importe ascendió a 4,08 billones de euros, el 48% del total.

Los datos ganan especial protagonismo en España, donde los pagos en metálico participan en la gran mayoría de las transacciones, el 83% de las operaciones y el 66%, según el valor de los importes.

Por su parte, el uso de las tarjetas se sitúa en el 15% de las transacciones en España, frente al 24% de la eurozona. Se constata un ligero aumento en el uso de tarjetas para pagos minoristas a nivel europeo, cinco puntos porcentuales en los últimos tres años, del 19 % de 2016 al 24 % (41 % en términos de importe).

Con el objetivo de evaluar el posible impacto de la actual pandemia en los hábitos de pago de los consumidores, el BCE llevó a cabo en julio de 2020 una encuesta cuyos resultados indican que, si bien cuatro de cada 10 participantes declararon que utilizaban el efectivo con menor frecuencia desde el inicio de la pandemia, la mayoría esperaba seguir haciendo uso después de la pandemia. Según la misma encuesta de julio, el efectivo fue usado un 63% en restauración, un 57% en pequeños comercios y un 38% en supermercados.

Con todo, el propio BCE concluye que “el impacto a largo plazo en los hábitos de pago es aún incierto”, apunta en el informe, y se compromete a velar porque el efectivo siga siendo un medio de pago accesible y aceptado en toda la zona del euro, “la libertad de los consumidores para elegir su método de pago es primordial para nosotros. Por ello tratamos de asegurar que el efectivo sea aceptado, y esté disponible, en cualquier lugar de la zona del euro”, señaló el miembro del Comité Ejecutivo, Fabio Panetta.