Aunque superarse año tras año no es nada fácil, la ciudad de Barcelona ha vuelto a hacerlo pasando de la quinta a la tercera posición mundial en número de acontecimientos de negocio organizados en el 2015, según queda reflejado en la clasificación realizada por la Asociación de Congresos y Convenciones Internacionales (Icca en inglés). La capital catalana ha alcanzado la cifra de 180 actos, sólo superada por los 186 de París y los 195 de Berlín. Detrás suyo se encuentran Viena (178), Londres (171) y Madrid (171). 

Sin embargo, estar en el podio no se le hará nada raro a Barcelona, que ya ocupó la tercera posición de este ranking durante el año 2011. Y más allá del simbolismo de este puesto y de las capitales con las que se codea, el volumen de reuniones y congresos en Barcelona ayuda a desestacionalizar el turismo y estabilizar la actividad económica de otros sectores. Ahora no sólo es agosto en verano sino también durante algunos días de febrero con el 4YFN y el Mobile World Congress (MWC), abril con la Fira Alimentària, mayo con el Saló del Còmic, junio con el Sònar u octubre con el Barcelona Meeting Point. Y estos son tan sólo algunos de los ejemplos más destacados. 

La economía más allá del sol y la playa

De esta forma, el modelo turístico de Barcelona se consolida más allá de los meses de verano gracias a unos congresos y reuniones que tienden a ser asociados al turismo de calidad y que suponen una distribución relativamente uniforme de visitantes durante el año. Eso repercute en una capacidad mayor de planificación y gestión de la ciudad así como una reducción significativa de la temporalidad implícita en el turismo de sol y playa. 

En cifras, el turismo de congresos y convenciones genera un impacto económico directo de 1.500 millones de euros anuales pero también beneficios indirectos para los sectores de la alimentación, el transporte o el alquiler de vehículos, entre otros. No es sólo el impacto económico que se genera en las ferias sino también la actividad que los visitantes realizan en el área metropolitana o la posibilidad de atraer inversiones y establecer nuevos negocios en la capital catalana.

En este sentido, es clave la función del programa turístico Barcelona Convention Bureau (BCB) creado en 1983 dentro del consorcio Turismo de Barcelona con el objetivo de captar congresos, jornadas y reuniones gracias a las más de 300 empresas que tiene asociadas. Estrategia, planificación, promoción y coordinación son claves en el desarrollo de una ciudad y su economía.