Más allá de lo que finalmente suponga en cifras la crisis derivada del parón económico que estamos sufriendo por causa de la pandemia del coronavirus, lo que está claro es que conviene en la medida de lo posible ir recortando gastos allí donde se pueda en el día a día de la economía doméstica.
Y uno de los agujeros por los que se nos va el dinero al cabo del año es el del consumo de agua. Se sabe que un hogar puede llegar a ahorrar hasta un 30% de agua sin que eso signifique que eso empobrezca de manera alguna la vida familiar. El buen uso de un recurso cada vez más escaso como es el agua no solo es bueno para el planeta sino que también puede ayudarnos a estirar un poco más el presupuesto con el que contamos.
La cocina
Es el lugar de la casa donde tiene lugar el mayor gasto de agua. En el fregadero y en electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas. Cuando se lavan los platos a mano no hay que dejar correr el agua mientras los aclaramos. Lo ideal es llenar un recipiente para enjabonar, otro para aclarar y aprovechar esa agua sucia posteriormente para el WC.
Además, viene muy bien poner atomizadores en los grifos de la cocina, pero también en los de los lavabos de los baños. Son dispositivos que combinan el paso del agua y el aire sin que se vea afectada la funcionalidad del grifo, ya que la sensación de abundancia de agua continúa siendo más que suficiente. Pero es que con ellos se consigue ahorrar hasta la mitad del agua que se consume generalmente.
En cuanto electrodomésticos como la lavadora y el lavavajillas, lo mejor es ponerlos a funcionar cuando su capacidad esté completa. Así nos habremos ahorrado unos cuantos programas de lavado al final del mes. Asimismo, cuando toque renovar alguno de ellos, conviene prestar atención a la eficiencia de los electrodomésticos. Los más eficientes son los que están etiquetados como A+++, ya que son los que menos electricidad y agua consumen.
Utilizar el mismo vaso para beber durante el día o mantener las cazuelas y las sartenes en remojo después de haberlas usado también hace que gastemos menos agua y menos programas de lavado en el lavavajillas. Por último, se desaconseja descongelar alimentos poniéndolos bajo el chorro del agua en el fregadero porque supone un enorme gasto de agua y es innecesario si contemos con la suficiente previsión.
Los baños
En los baños se consume aún más agua que en la cocina. La elección de ducharse sobre la de bañarse debería estar clara en el día a día. La ducha supone un consumo de líquido elemento unas cuatro veces menor que el baño. Cuando tomamos un baño podemos estar utilizando unos 250 litros, lo cual es un gasto enorme. Sin embargo, en una ducha de 5 minutos no se utilizan más de 100 litros que pueden quedarse en 50 si colocamos reductores de caudal en la salida de agua de la ducha. Cambiar baño por ducha como costumbre, puede hacer que se ahorren unos 5.000 litros al mes.
De igual manera hay que vigilar el uso de los lavabos. Por eso conviene cerrar siempre el grifo cuando nos estamos cepillando los dientes, nos afeitamos o estamos realizando alguna otra limpieza en el lavabo. Todos lo sabemos pero no siempre lo llevamos a cabo.
En cuanto al inodoro, lo lógico es que a estas alturas cuente con los dos botones de descarga de la cisterna: el de descarga liviana y el de descargar completa. Si no es así, cabe recurrir al recurso casero de introducir una botella de plástico llena de agua en el depósito de la cisterna y así cada vez que se tire de la cadena, no se irá todo el agua de la misma.