El economista Santiago Niño Becerra ha manifestado en un tuit que ahora donde se genera negocio es en la defensa del medio ambiente, con una tendencia que se ha ido consolidando.

Becerra ha adjuntado un artículo del diario francés Le Monde, que señala que el primer gestor de activos del mundo, BlackRock, pedirá a las empresas en las que invierte que hagan público un plan para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el objetivo de conseguir unas emisiones limpias para el 2050.

"El medio ambiente ya es, sin ningún tipo de duda, generador de negocio", ha indicado el economista.

Según Le Monde, BlackRock gestiona casi 8.680 millones de dólares, más que la capitalización de todas las empresas cotizadas en la Unión Europea y, por lo tanto, su apuesta para luchar contra la emisión de gases tendrá una gran influencia. El diario afirma que, si se quiere cumplir este objetivo, será necesario un giro en la línea de las empresas.

El efecto invernadero es un fenómeno natural que se da en el planeta y que es causado por algunos de los gases que constituyen la atmósfera. El vulcanismo tuvo en su momento un papel importante en la formación de la atmósfera primitiva, ya que emitió grandes cantidades de dióxido de carbono. Posteriormente apareció la vida, que se nutrió de estas reservas de dióxido de carbono y emitió oxígeno. Al final de la era terciaria la cantidad de CO2 en la atmósfera se estabilizó en 300 partes por millón en volumen (ppmv).

Durante el cuaternario, el clima osciló entre las edades glaciales y las interglaciales y la concentración de CO2 se mantuvo entre dos límites casi fijos: 180 ppmv durante los periodos glaciales y 280 ppmv durante los periodos interglaciales.

Las investigaciones científicas demuestran que, desde el principio de la revolución industrial, la composición química de la atmósfera ha sufrido cambios que no se habían observado nunca antes en los archivos climáticos glaciales de los últimos 400.000 años. Desde el final de la era preindustrial, el sistema climático ha cambiado tanto a escala global como a escala regional y algunos de los cambios se pueden atribuir a las actividades humanas.

La composición de la atmósfera actual de la Tierra se caracteriza por el predominio del nitrógeno y el oxígeno, que son gases que tienen un papel muy reducido en la regulación climática. Por el contrario, hay otros gases, que a pesar de estar presentes en cantidades muy pequeñas, tienen un papel dominante en el efecto invernadero: son el vapor de agua H2O, el dióxido de carbono CO2, el ozono O3 y el metano CH4 y también los clorofluorocarburos (CFC).