El Real Madrid vive días oscuros. Un ambiente espeso. Un clima de duda. El equipo de Xabi Alonso se ha desplomado sin freno. La derrota ante el Celta ha encendido todas las alarmas. El Bernabéu habló. La afición también. Y en el despacho presidencial se respira una tensión evidente.

El grupo parece agotado. Falto de energía. Sin una idea clara. Los rivales lo saben. El 0-2 fue contundente. Frío. Un golpe duro. El gol de Williot Swedberg, brillante. El segundo, un contraataque que dejó vencido a Thibaut Courtois, fue la imagen perfecta de un equipo roto.

Real Madrid Celta gol EFE
Real Madrid-Celta EFE

Examen final para Xabi Alonso ante el Manchester City

Cinco partidos sin ganar de los últimos siete. Y cuatro pinchazos en cinco jornadas de liga. La ventaja en la competición doméstica ha desaparecido. Pero lo peor está por llegar. Llega el Manchester City. Llega Pep Guardiola. Llega el examen definitivo. Un partido que puede sentenciar el futuro inmediato del banquillo blanco.

En el club lo tienen claro. El duelo de Champions es la última oportunidad de Xabi. Si no compite, si no responde, si no convence, será destituido. Esa es la decisión interna. Una decisión dura pero inevitable. Y aquí empieza el giro. El nombre que siempre surge. El nombre que calma. El que ilusiona: Zinedine Zidane.

El francés aparece en todas las quinielas. Porque entiende la casa. La ha dominado y ha ganado como nadie. Y porque su figura impone. Sin embargo, esta vez la historia cambia. Esta vez hay un muro. Zidane tiene otro plan. Uno mayor. Una oferta que pesa mucho más.

Su objetivo no es volver ahora. Su objetivo es otro. Es la Selección Francesa. Zidane siempre lo ha dicho. Ese es su sueño. Ese es su lugar. Ese es el destino que quiere para su legado. Y según fuentes cercanas, ya tiene un compromiso avanzado para relevar a Didier Deschamps en verano.

Zinédine Zidane, en una rueda de prensa / Foto: Europa Press
Zinédine Zidane, en una rueda de prensa / Foto: Europa Press

Zidane tiene un plan que le gusta más que el Real Madrid

Esa propuesta lo seduce. Lo convence y le da estabilidad. Le da poder y una estructura sólida. Nada que ver con un regreso urgente al Real Madrid, con un vestuario debilitado y un proyecto rodeado de dudas.

Además, Zidane pone condiciones firmes. Quiere cambios profundos. Quiere refuerzos. Quiere poder de decisión inmediato. Pero Florentino Pérez no está dispuesto a modificar su hoja de ruta. El presidente no quiere fichar en invierno. Su plan es esperar al verano. Y Zidane no quiere llegar a un incendio sin herramientas.

El francés no aceptará coger un equipo cansado, sin equilibrio y sin margen de maniobra. No quiere improvisaciones. No quiere parches. Y por eso la respuesta, aunque no sea oficial, ya está clara. Zidane no volverá ahora. No entrará para apagar fuegos. No asumirá un banquillo en crisis. Tiene una oferta mejor. Tiene un objetivo superior. Otro destino marcado. Y si Xabi Alonso cae, el Madrid deberá buscar otro nombre. Porque Zidane, esta vez, mira hacia Francia. No hacia Chamartín.