El fútbol ruso se encuentra otra vez en el ojo del huracán. El Torpedo de Moscú de la Segunda división hizo oficial el fichaje del defensa de 19 años Erving Botaka-Yoboma, pero ha tenido que dar marcha atrás por la presión de los ultras. El futbolista, nacido en Rusia pero de origen congoleño, ha sido víctima del racismo de los radicales: "Puede ser que tengamos el negro en nuestros colores, pero nuestras alineaciones son blancas".

Los ultras del Torpedo, a través de las redes sociales, también amenazaron a la directiva: "Desde que consideráis aceptable entrar en nuestra casa sin tener en cuenta las normas y las tradiciones, nosotros nos reservaremos el mismo derecho. Veremos quién lo lamenta".

El propietario del club Roman Avdeyev ha criticado con mucha dureza la actitud de una parte de su afición asegurando que "no hay criterios de color en nuestros fichajes". Además, el presidente del sindicato de futbolistas ruso Alexander Zotov calificó de "idiotas" a unos ultras que "no "representan" al fútbol: "Hemos visto a una sociedad abierta en el Mundial, pero sigue existiendo gente con visión limitada en nuestro país". La presidenta del Torpedo Elena Yelentseva, a pesar de las palabras del propietario, compareció para asegurar que Erving Botaka-Yoboma no cumplirá su contrato.

No es el primer capítulo racista que mancha el fútbol ruso. El Zenit de San Petersburgo vio cómo en el año 2012 una parte de su afición pidió no fichar a futbolistas de color después de las llegadas del belga Alex Witsel y el brasileño Hulk. "No somos racistas, pero vemos en la ausencia de jugadores negros en el Zenit una importante tradición", argumentaron los ultras.