La mala temporada del Barça no invitaba a pensar nada bueno respecto el futuro de Leo Messi.

El argentino, hastiado de tantas frustraciones y con un contrato que expira el 30 de junio, parecía mucho más fuera que dentro del club, con la única esperanza de que el nuevo presidente lo pudiera convencer poniendo un proyecto ilusionante ante sus ojos.

Porque si ya parecía complicado que Messi diera marcha atrás a una decisión que todos los que le rodean afirman que está más que meditada, todo se agravó tras el 1-4 contra el PSG, un golpe de realidad que certificaba las sensaciones de Messi de que este Barça está lejos de ser competitivo ante los grandes.

Una remontada que devuelve la sonrisa a Messi

Todas esas sensaciones cambiaron este miércoles con la espectacular remontada del Barça contra el Sevilla. Leo Messi se dejó la piel, presionando, yendo al choque e intentándolo una y otra vez. Por extraño que parezca, en esta ocasión, el argentino fue más terrenal que de costumbre, pero a cambio surgieron otras piezas que lograron la remontada, justo aquello que más necesita Messi, no tener que ser siempre el oasis del desierto.

Con un Dembélé eléctrico, un Pedri majestuoso, un Ter Stegen sublime y un Piqué puyolizado, el Barça obró el milagro, lo que llenó de júbilo a Messi, que hacía tiempo que no veía como sus compañeros le acompañaban en una noche memorable.

Es por ello que la reacción de Messi tras el partido fue tan espontánea como ilusionante. Tras mucho tiempo volvió a ser feliz sobre el césped, abrazándose con todos y celebrando el retorno del equipo a una gran final. Puede que el capitán ya haya decidido irse, pero con noches como las de este miércoles seguro que se abre la puerta a la esperanza. Solo falta que siga la buena dinámica y que llegue un nuevo presidente. Hay tiempo y motivos para creer.

 

Imagen principal: Leo Messi, celebrando con sus compañeros la clasificación para la final de la Copa del Rey / FCB