El Real Madrid sigue firmando un gran inicio de temporada, más por los resultados obtenidos —han ganado las cinco jornadas de Liga y el partido de Champions- que no por las sensaciones en el juego. Más allá del buen momento de Mbappé, los cambios de Xabi Alonso o la irrupción de Mastantuono, lo que ahora vuelve a ser noticia es el Santiago Bernabéu. El estadio no está cumpliendo las expectativas que se habían generado y el último ejemplo es el calor extremo que se vive en el interior. Los principales perjudicados, además de los jugadores, son los aficionados, que ya han hecho oír sus quejas.

Un calor insoportable

El Santiago Bernabéu dispone de una cubierta retráctil, una decisión estratégica pensada para permitir la celebración de otros acontecimientos. En los partidos de fútbol, la teoría es que la cubierta se cierre solo cuando las condiciones meteorológicas lo requieran o en los enfrentamientos importantes, cuando el ambiente tiene que jugar un papel clave y la gradería puede convertirse en el jugador número 12. Con la cubierta bajada, la resonancia dentro del estadio es mucho mayor y el ambiente, mucho más intimidatorio. Lo que resulta incomprensible, y así lo manifiestan muchos aficionados madridistas, es que la cubierta se mantenga cerrada en todos los partidos, incluso en el mes de septiembre. Esta decisión provoca un efecto invernadero que genera un calor extremo tanto para los seguidores como para los jugadores.

¿Por qué la cubierta sigue cerrada?

El motivo por el cual la cubierta no está abierta resulta difícil de entender. Hay quien asegura que está estropeada y no puede abrirse, una teoría que genera dudas, ya que en los tours que hacen los visitantes del Bernabéu se puede comprobar que la cubierta no está desplegada. Otro argumento sería que se mantiene cerrada para mejorar el ambiente dentro del estadio, pero este hecho resulta contradictorio: aunque la resonancia sea mejor, si los aficionados pasan mucho calor no podrán gastar toda la energía en animar durante el partido. También hay quien especula que la decisión podría estar vinculada en venta de refrescos y al incremento de ingresos. Sea como sea, el club no ha dado ninguna explicación oficial. La única medida que se ha aplicado para paliar este problema ha sido repartir abanicos en el palco.

A este hecho se le suman otras polémicas en el Santiago Bernabéu: el estadio no ha quedado tal como se mostraba en los renders, no se pueden celebrar conciertos a causa de la contaminación acústica, el estado del césped deja que desear y las proyecciones de imágenes en la fachada no tienen el resultado esperado.