Noticia muy triste en el mundo del fútbol. Xabier Azkargorta ha fallecido a los 72 años tras una larga etapa de complicaciones cardíacas. El vasco deja una huella profunda tanto en el Espanyol como en Bolivia, donde es recordado como el Bigotón. El técnico vasco, que aterrizó en Sarrià con solo 28 años y con una trayectoria sorprendentemente precoz, dirigió al club durante tres temporadas y destacó por su personalidad carismática y su perfil académico, con los estudios de Medicina ya completados. Al frente del Espanyol impulsó la cantera y dio proyección a jóvenes como Miquel Soler, Gallart u Orejuela. Más tarde, su nombre quedaría ligado para siempre a Bolivia, donde alcanzó una gesta histórica clasificando a la selección para el Mundial de Estados Unidos de 1994, un éxito que lo convirtió en una figura de adoración nacional.

Su integración en Catalunya y en el Espanyol

Xabier Azkargorta demostró desde el primer momento una voluntad clara de integrarse en Catalunya, un compromiso que le hizo ganar la estima de la afición del Espanyol más allá de los resultados deportivos. En poco tiempo aprendió catalán y no tardó en incorporarlo de manera natural en su día a día en el club. Esta sensibilidad cultural, poco habitual en aquella época entre entrenadores venidos de fuera, lo convirtió en una figura especialmente respetada en Sarrià, donde también destacó por ser el técnico más joven que había visto jamás la Primera División y por consolidarse como uno de los grandes nombres del proyecto deportivo blanquiazul de los años ochenta. No es casualidad que hoy sea recordado como una auténtica leyenda del club, tras dirigir 134 partidos y ocupar el séptimo puesto en el ranking histórico de entrenadores de la entidad

Bolivia, el gran punto de inflexión

Tras dejar el Espanyol en 1986, Azkargorta encadenó etapas en el Valladolid, el Sevilla y el Tenerife. Finalmente, se le abrió una puerta inesperada: la selección de Bolivia. Al otro lado del océano encontró un reto gigante y un entorno que le hizo sentirse valorado. El país andino acumulaba más de cuarenta años sin aparecer en una fase final de un Mundial, pero con Azkargorta cambió la historia. Clasificó a Bolivia para la Copa del Mundo de 1994, un éxito sin precedentes, y aquel equipo consiguió su único gol y su único punto en una cita mundialista. Aquella etapa le marcó para siempre.

Continuó su carrera entre Chile, Japón y México, e incluso el Real Madrid confió en él para coordinar proyectos de formación en Sudamérica. Pero Bolivia siempre lo reclamó: regresó en 2012, entrenó a algunos de los clubes más importantes del país y, finalmente, estableció allí su vida. Vasco de nacimiento, pero boliviano de corazón, se quedó hasta el final de su recorrido vital y profesional.