Michael Jordan, símbolo eterno del baloncesto mundial, ha vuelto a escena. No para jugar —aunque no le faltan ganas—, sino como colaborador especial en el regreso de la NBA a NBC, la cadena que marcó época narrando sus hazañas en los 90. En el estreno de la temporada 2025-26, y más de dos décadas después de su última emisión de la Liga, NBC volvió a abrir su emisión con la figura más mítica del baloncesto, en una entrevista íntima con Mike Tirico titulada MJ: Insights to Excellence.
En apenas tres minutos, Jordan ofreció más que nostalgia: entregó una confesión. "No he agarrado una pelota en años… Cuando fui a tirar un simple tiro libre, estaba más nervioso que nunca". La imagen resulta casi imposible de creer para quienes vieron a Jordan dominar con una frialdad quirúrgica cada Final de la NBA. Pero esa vulnerabilidad demuestra que, a sus 62 años, el mito sigue vivo, y el amor por la competición no ha desaparecido, sino que se ha transformado.

NBC, Jordan y un regreso con sabor a historia
NBC no retransmitía un partido de la NBA desde el cuarto partido de las Finales de 2002, cuando los Lakers de Kobe y Shaq cerraron su histórico three-peat ante los New Jersey Nets. Desde entonces, el baloncesto estadounidense emigró a otras plataformas, dejando atrás una era dorada de narraciones, sintonías míticas y momentos que formaron la cultura visual del deporte. Con este retorno, la cadena ha querido recuperar esa esencia. Y nadie mejor que His Airness para ser el emblema de este renacimiento.
La idea es que Jordan participe de forma recurrente en este nuevo proyecto, aportando análisis, recuerdos y una perspectiva única sobre la excelencia competitiva. Su primera intervención, desde su casa y con tono relajado, dejó claro que aunque haya abandonado la gerencia —tras vender en 2023 los Charlotte Hornets por 3.000 millones de dólares—, su vínculo con el baloncesto sigue intacto.

Un mito que echa de menos la adrenalina
"Extraño esa sensación de competitividad, me encantaría tomar una pastilla mágica, ponerme los pantalones cortos y salir a jugar hoy mismo", admitió Jordan, recordando con nostalgia lo que lo convirtió en una figura irrepetible. Sus palabras no son solo una muestra de melancolía, sino también una ventana a la dificultad de dejar atrás un estilo de vida centrado en el desafío constante y la autoexigencia.
Jordan, que disputó su último partido oficial el 16 de abril de 2003 con los Wizards, aún es para muchos el jugador más grande de todos los tiempos. Su legado va más allá de los seis anillos, los MVP y las hazañas con los Chicago Bulls. Representa una forma de competir que ha marcado a generaciones. Pero también, como se evidenció en esta aparición televisiva, una humanidad que pocas veces se le ha permitido mostrar.
"Estaba más nervioso que nunca", dijo, recordando aquel tiro libre en una cancha alquilada, alejado del ruido mediático. Porque incluso para Michael Jordan, el baloncesto sigue siendo una emoción pura, simple e incontrolable.