El peso de Leo Messi en el FC Barcelona fue, durante más de una década, algo imposible de medir. No era solo el mejor del mundo. No era solo el capitán. Era una figura que superaba el terreno de juego. Una influencia que se extendía a los despachos. A las decisiones clave. A los fichajes. Y ahora, un exjugador lo confirma.

El protagonista es Kevin-Prince Boateng, aquel delantero ghanés que llegó cedido en invierno de 2019. Su paso por el club fue fugaz. Apenas cuatro partidos. Solo 303 minutos repartidos en seis meses. Pero vivió desde dentro un Barça con jerarquías muy marcadas. Y una de ellas tenía nombre propio: Messi.

Boateng en un Barça-Valladolid FC Barcelona

Leo Messi fue quien dio el visto bueno al fichaje de Boateng

Boateng lo ha contado en el podcast Unscripted. Hubo interés real por parte del club. Hubo conversaciones. Hubo consenso entre las áreas deportivas. Eric Abidal lo quería. Su compañero en la dirección deportiva también. El presidente dio el visto bueno. Incluso el entrenador apoyó su llegada. Todo listo y decidido. Hasta que apareció un último paso inesperado.

Necesitamos hablar con Leo”. Esa frase, que hoy parece surrealista, fue la que escuchó Boateng cuando ya pensaba que viajaría al Camp Nou para firmar. Y su reacción fue de sorpresa absoluta. Él mismo lo recuerda: no entendía por qué un fichaje aprobado por toda la estructura deportiva dependía de una última llamada al argentino. Pero así era. Messi tenía ese poder.

“Antes de ir a Barcelona, tenían dos directores deportivos. Uno de ellos era Eric Abidal. Él dijo: ‘Sí, te queremos’. Luego, el otro director deportivo dijo: ‘Te queremos’. El presidente dijo: ‘Te queremos’. El entrenador dijo: ‘Te queremos’. Y yo dije: ‘Perfecto, firmo mañana’. Ellos dijeron: ‘No, primero necesitamos hablar con Leo’. “Yo decía: ‘¿Cómo que hablar con Leo?’ Y me respondieron: ‘Sí, necesitamos hablar con Leo’", explicó el jugador.

Boateng supo antes de llegar que quien mandaba en Barcelona era Messi

Aquella noche, el delantero ghanés se fue a dormir pendiente de un único hombre. No del club. No del contrato. De Messi. Sabía que si el capitán no veía clara su incorporación, el fichaje se caería. Sabía que su llegada dependía exclusivamente de que a Leo le pareciera útil, compatible, adecuado para el grupo.

Boateng, Messi y compañía en un Barca-Valladolid EFE

“Él tenía ese poder. Así que me fui a dormir esperando que a Leo le gustara o me viera en el equipo. Pensaba: ‘Mañana puedo firmar mi camiseta con Barcelona, pero si Leo dice que no, no firmaría mi contrato’.

La mañana siguiente llegó la respuesta. Le comunicaron un simple: “Todo bien”. Nada más. Y con ese “todo bien”, Boateng pasó de la incertidumbre a convertirse en jugador del Barça. Así entendió, de forma directa, lo que significaba convivir en un vestuario dominado por la figura más influyente de la historia del club.