La Liga ha decidido este martes trasladar al Comité de Competición de la RFEF y a la Comisión Antiviolencia dos cánticos insultantes en contra del Barça que se produjeron durante el Clásico del domingo en el Santiago Bernabéu. Se trata de "cánticos que se producen en los encuentros de fútbol que inciten a la violencia o tengan un contenido insultante o intolerante". De ser así, son cánticos que pueden traducirse en una sanción.
Carrusel de insultos en contra del Barça y de Catalunya
Tal y como asegura la Liga en su escrito, 35 minutos antes del inicio del partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona, así como también en el minuto 2 del mismo, un grupo de aficionados locales ubicados en la 'Grada Fans RMCF', concretamente en el Fondo Sur, entonaron de forma coral y coordinada durante, aproximadamente, 10 segundos, el cántico "Puta Barça, puta Barça, eh". Por otro lado, en el escrito La Liga también denuncia que en dos ocasiones antes del inicio del partido, desde la misma zona del Santiago Bernabéu, se entonó el cántico de "Olelé, olalá, ser del Barça es, ser un subnormal".

Curiosamente, en su escrito La Liga se olvida de al menos 2 cánticos insultantes más que se produjeron durante el Clásico, ya que se escucharon los habituales lemas del Santiago Bernabéu en sus partidos contra el Barça de "Es polaco el que no bote" y "Puta Catalunya". Estos dos cánticos, a pesar de producirse, no han sido incluidos en el escrito. Y es que hacía tiempo que el Santiago Bernabéu no estaba tan caliente y tenía un ambiente tan crispado como el que se vivió el pasado domingo.
Los insultos racistas a Lamine Yamal, Ansu Fati y Raphinha, el precedente
Ahora deberán ser el Comité de Competición de la RFEF y la Comisión Antiviolencia los que deban proseguir los pasos para imponer o no una sanción al Real Madrid, que la temporada pasada salió indemne de los lamentables insultos racistas sufridos por Lamine Yamal, Raphinha y Ansu Fati. Se identificó a unas de las personas que profirieron los cánticos, un menor de edad que fue sancionado con un año sin poder asistir a los estadios de fútbol y a cumplir 30 horas de tareas socioeducativas, además de tener que pedir disculpas a las víctimas.

En aquella ocasión, el Real Madrid actuó con rapidez condenando "de manera rotunda cualquier tipo de comportamiento que implique racismo, xenofobia o violencia en el fútbol y en el deporte", además de ponerse a disposición de las autoridades facilitando vídeos de los aficionados de la zona desde donde se produjeron los insultos. Aquella reacción fue posiblemente la causante de que el club no fuera sancionado. En esta ocasión, sin embargo, parece complicado que nadie vaya a pedir perdón.