El Paris Saint-Germain ha vuelto a mover ficha con ambición desbordante. Según fuentes próximas al club, Nasser Al Khelaifi está dispuesto a ofrecer 200 millones de euros por Michael Olise, actual futbolista del Bayern de Múnich. De concretarse, el traspaso se convertiría en el segundo más caro de la historia del club, solo por detrás del de Neymar (222 millones en 2017), y superaría incluso el que llevó a Kylian Mbappé desde el Mónaco por 180 millones en 2018.
El momento elegido no es casual: el PSG atraviesa su etapa más sólida tanto en lo deportivo como en lo económico. El conjunto dirigido por Luis Enrique cerró el ejercicio 2024-2025 con 837 millones de euros en ingresos, récord absoluto en la historia del fútbol francés. Tras conquistar la Champions League, el proyecto parisino vive una fase de madurez que combina éxito deportivo y estabilidad financiera, un equilibrio que le permite lanzarse de nuevo al mercado sin comprometer sus cuentas.

El PSG, una potencia económica sin techo
Desde la llegada de Qatar Sports Investments en 2011, el PSG ha multiplicado por nueve su facturación, pasando de apenas 99 millones de euros a los actuales 837. En un contexto en el que la liga francesa ha sufrido una caída de ingresos televisivos, el club ha compensado con creces mediante 367 millones en ingresos comerciales y 175 millones por explotación de jornada, además de un crecimiento sostenido en merchandising y redes sociales.
Uno de los grandes secretos de este éxito radica en la gestión interna. El conjunto parisino ha reducido su masa salarial al 65% de la facturación, lejos del 111% que alcanzó en la era de las grandes estrellas. “Ya no se trata de coleccionar nombres, sino de construir un equipo”, repite Luis Enrique, reflejando el cambio de mentalidad que también impulsa a Luis Campos desde la dirección deportiva.

Michael Olise, talento joven para un proyecto en plenitud
El interés por Michael Olise, de 23 años, responde a esa nueva filosofía. El franco-inglés se ha consolidado como una de las joyas del Bayern de Múnich, donde llegó en 2024 por 53 millones de euros procedente del Crystal Palace. Su capacidad para desequilibrar, su lectura del juego y su madurez competitiva han llamado la atención del técnico asturiano, que ve en él la pieza ideal para elevar el nivel creativo del ataque parisino.
El Bayern, sin embargo, no facilitará su salida, consciente del valor estratégico del jugador. Pero el PSG, con músculo económico y una Champions reciente bajo el brazo, parece dispuesto a tensar el mercado. Al Khelaifi quiere un golpe simbólico: demostrar que el club sigue siendo una referencia global, pero ahora desde la solidez y la planificación.