En el Barça ya se ha tomado una decisión que, aunque esperada, no deja de tener un fuerte impacto dentro del vestuario. Hansi Flick ha aceptado que uno de sus jugadores necesita salir en enero para salvar su temporada, porque en el Camp Nou no va a disponer del protagonismo que necesita a su edad. Y el destino que ha ganado más fuerza en las últimas horas es el Girona, un escenario perfecto para que recupere confianza, ritmo y sensaciones competitivas, de la mano de Míchel.
Una cesión necesaria para no frenar su crecimiento
La situación venía gestándose desde hace semanas. Flick lo aprecia, lo ve un chico con talento, personalidad y margen de mejora, pero también entiende que en un Barça que pelea por todo el margen para experimentos es mínimo. La competencia es feroz en su posición y, a día de hoy, el entrenador alemán no puede ofrecerle los minutos que un jugador en plena fase de crecimiento necesita para no estancarse.

Por ese motivo, la opción de una cesión de seis meses al Girona ha pasado de rumor a plan casi consensuado. En Montilivi lo quieren, lo ven ideal para integrarse rápido en el sistema de Míchel y, sobre todo, para tener minutos asegurados. La comparación con el caso de Eric Garcia es inevitable ya que aquel préstamo salió redondo, el central recuperó sensaciones y volvió al Barça con un nivel competitivo mucho más alto. La directiva confía en repetir la fórmula.
El jugador, además, está abierto a la operación. Es consciente de que quedarse supondría otro semestre prácticamente en blanco, algo que ni él ni el club pueden permitirse. La prioridad absoluta es jugar, competir y sentirse importante, objetivos que en el Barça, esta temporada, se han vuelto demasiado lejanos.
Sin opción de compra y con la idea de volver mejor
Uno de los puntos fundamentales de la operación es que no habrá opción de compra. El Barça no quiere perderlo: sigue creyendo en su futuro, pero necesita que compita lejos del Camp Nou para volver con más madurez. El Girona, por su parte, acepta las condiciones porque sabe que puede reforzar su plantilla sin compromisos a largo plazo.
Flick, pragmático como siempre, ha dado el visto bueno final. Sabe que es lo mejor para todas las partes. Él no puede ofrecerle un papel importante, y Míchel sí. Y el Barça necesita que sus jóvenes crezcan jugando, no esperando una oportunidad que no llegará. Así pues, todo apunta a que enero será el mes del cambio. Y Montilivi, el lugar donde podrá volver a sentirse futbolista.