El Espanyol ha vuelto a ensuciar su imagen con una actuación gris en el Coliseum Alfonso Pérez. Los de Quique Sánchez Flores, que querían volver a mostrar la buena versión de Mestalla, no han encontrado ningún tipo de respuesta a un gran gol de Damián Suárez a pesar de jugar media hora con un jugador más (1-0). El descenso se acerca a diez puntos cuando todavía quedan dieciocho por disputar.

Sin continuidad

El Espanyol ha suspendido muchos examenes durante este curso. En Levante no superó el de ambición, contra el Deportivo el de orgullo y en el Benito Villamarín vio que el de acceso a Europa era demasiado complicado, entre otros. Hoy, los pericos ponían a prueba la continuidad y la dignidad... y en ambas asignaturas tendrán que ir a recuperación. Mucho, demasiado, por mejorar.

Que los blanquiazules no están contando con continuidad lo demuestran, evidentemente, los resultados, jueces dictatoriales en el mundo del fútbol, pero también lo hace a la perfección un dato sobre los onces titulares escogidos por Quique: el técnico madrileño ha salido a jugar los 38 partidos oficiales de lo que llevamos de temporada con 31 alineaciones diferentes. La de hoy sólo incluía un cambio (Baptistao por Piatti) respecto a la que llamó al optimismo la semana pasada a pesar de perder en Mestalla.

El Getafe se ha encontrado un conjunto apático con pocas ideas en ataque y con la única premisa defensiva de resistir las ocasiones que se sucedían contra la portería de Pau. Aunque han hecho muchos más méritos por mover el marcador, la precisión y ambición de los locales tampoco se ha traducido en una gran cantidad de oportunidades, ni en la primera ni en la segunda parte. Poco más de un gol anulado acertadamente y dos disparos peligrosos entre los tres palos.

Un misil que hace mayor la herida

La reanudación todavía ha mostrado un partido con menos llegadas a las áreas, pero en una jugada aislada los madrileños han encontrado premio a su (relativo) dominio. Damián Suárez ha disparado una falta indirecta con toda la fuerza del mundo y la pelota ha entrado por la escuadra derecha de la portería de Pau. El portero del Espanyol se ha estirado, pero no ha podido hacer nada para evitar el golazo.

El tanto, sumado a la expulsión de Flamini por doble amonestación, ha puesto a los visitantes contra las cuerdas: con un hombre más, Quique y los suyos estaban obligados a reaccionar y, como mínimo, mejorar las sensaciones que habían dejado durante la primera hora de juego. Lo que ha pasado, sin embargo, no ha sido fiel a lo que tendría que haber pasado. Sin respuestas tácticas, ni técnicas, contra un conjunto limitado, pero muy efectivo. Ya hace tiempo que en Cornellà se ha visto que con la insistencia de Gerard Moreno no hay suficiente.

Noche y día. Mientras el Espanyol veía cómo no podía empatar el partido a pesar de acercarse al área de Guaita durante los minutos finales, los de Bordalás han seguido engordando sus números como locales. El Getafe ya ha sumado 30 de los 42 puntos posibles que se han disputado en su estadio. Los madrileños han conseguido hacerse fuertes en casa con una ecuación que tiene la estrategia y la intensidad como principales denominadores comunes.

Con el resultado de hoy, el Espanyol acaba la jornada 32 de la Liga Santander a diez puntos del Deportivo, decimoctavo clasificado, y empieza a flirtear con el descenso. Aunque el margen todavía es amplio, la derrota devuelve a la realidad a unos aficionados pericos que la semana pasada se ilusionaron con la buena versión de su equipo contra el Valencia. El proyecto de Quique sigue desgastándose en un final de temporada decepcionante por muchas más cosas que los malos resultados.