La preocupación en el Barça crece. Y no es por un motivo menor. Hansi Flick tiene sobre la mesa dos casos que considera graves. Dos situaciones que afectan directamente al rendimiento del equipo. Dos problemas que, de no corregirse pronto, pueden condicionar la temporada. Los nombres son Alejandro Balde y Jules Koundé.

El primero, Balde, está lejos de su mejor versión. Muy lejos. El lateral que maravilló en cursos pasados con energía, confianza y desborde parece otro jugador. Más apagado. Más impreciso. Más frágil. Su arranque de temporada quedó marcado por una lesión muscular sufrida en septiembre. Una lesión que lo dejó fuera cinco partidos. Desde entonces, no ha terminado de recuperar la chispa. Ha disputado once encuentros. Ha dejado dos asistencias. Ha provocado un penalti. Pero su impacto es insuficiente.

Alejandro Balde

Alejandro Balde está lejos de su prime

El equipo lo nota. Y Flick también. El técnico esperaba ver de nuevo al lateral vertical, agresivo, decisivo. Pero se ha encontrado con un futbolista que duda. Que llega tarde. Que no domina su banda. Y en un Barça que depende tanto de sus laterales para generar superioridades, esto es un problema estructural. Un problema serio. Un problema que el propio Balde necesita resolver cuanto antes para no perder peso en la plantilla.

El segundo caso es más complejo. Jules Koundé, uno de los líderes defensivos del proyecto, atraviesa una temporada inquietante. El francés tocó el cielo hace unos meses. Marcó el gol del triunfo en la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid. Parecía imparable. Segurísimo. Brillante. Dominante. Pero esa versión ha desaparecido. En ataque no aporta. En defensa parece menos contundente. Menos fiable. Menos seguro.

Jules Koundé no mejora el panorama

Dentro del club se percibe al francés con menos confianza. No hay una razón clara. No hay una lesión. No hay un conflicto. No hay un cambio táctico que lo haya perjudicado. Nada evidente. Pero sí hay una realidad: Koundé ha perdido esa solidez que lo hacía diferencial. Y eso inquieta al cuerpo técnico. Más todavía después de que el Barça le renovara el contrato hasta 2030, en un gesto de respaldo absoluto.

Ayoub El Kaabi y Jules Kounde en el Barça-Olympiacos / Foto: EFE

A pesar de todo, Flick lo mantiene como titular fijo. Solo se perdió un partido, en Vigo, por un golpe. Y aun así, el rendimiento no despega. Ha marcado un gol y ha dado una asistencia. Pero su juego defensivo sigue sin convencer. Y en un equipo que ya está sufriendo atrás, esto agrava los problemas colectivos.

Flick sabe que necesita a sus dos laterales al máximo nivel. Sin ellos, el sistema cojea. La salida de balón se complica. Las transiciones defensivas se vuelven peligrosas. Y el equipo se rompe con demasiada facilidad. Por eso estos dos casos son considerados críticos en el vestuario.