El empate del FC Barcelona en Vallecas no dejó buenas sensaciones ni en el césped ni en el vestuario. Más allá del pobre rendimiento colectivo, lo que más preocupó a Hansi Flick fue la actitud de algunos de sus futbolistas. El técnico alemán acabó visiblemente molesto y lo dejó claro en rueda de prensa con una frase contundente: “El ego mata el éxito”. Un mensaje directo, cargado de intención y que no pasó desapercibido en el entorno culé.
Señalados en el vestuario
En Vallecas, más de uno mostró su descontento con los cambios o con la decisión de no estar en el once inicial. Flick detectó esas caras largas en el banquillo y también sobre el césped al momento de ser sustituido. Y si algo no tolera el técnico es la falta de compromiso con el colectivo.

El alemán está convencido de que la base del éxito pasa por un grupo unido y disciplinado, sin concesiones a egos individuales. Y, aunque no dio nombres, sus palabras fueron una advertencia clara a jugadores que, en su opinión, están anteponiendo intereses personales a las necesidades del equipo.
El reto de gestionar un vestuario competitivo
El Barça cuenta con una plantilla más amplia y con más variantes que la temporada pasada. Eso significa que habrá rotaciones y que nadie tiene la titularidad asegurada. Flick lo sabe y busca que todos acepten ese rol competitivo. Sin embargo, el inicio de curso ya ha dejado ver las primeras tensiones.
Futbolistas importantes que esperaban ser indiscutibles han visto cómo Flick apuesta por otros perfiles en determinadas posiciones. Y cuando los resultados no acompañan, esa tensión se multiplica. Vallecas fue el escenario perfecto para que afloraran esas diferencias.
Flick, firme en su idea
El entrenador no piensa ceder. Considera que la temporada es larga y que todos tendrán minutos, pero exige que cada futbolista asuma su papel con profesionalidad. La frase que lanzó tras el partido resume su pensamiento: el ego es el enemigo de cualquier proyecto ganador.
Su mensaje tiene doble lectura: primero, advertir a los jugadores de que la actitud es tan importante como el rendimiento; segundo, reafirmar ante el club y la afición que el liderazgo del vestuario es suyo y que no permitirá que nadie lo cuestione.

Un aviso a tiempo
En el Barça confían en que estas palabras sirvan como toque de atención en un momento clave de la temporada. Flick quiere cortar de raíz cualquier gesto de inconformismo que pueda romper la dinámica del grupo. Porque, como ya dejó claro, lo que está en juego no es solo ganar partidos, sino mantener la unidad en un vestuario donde todos quieren ser protagonistas.
El mensaje está lanzado. Ahora la pelota está en el tejado de los jugadores: o entienden que el éxito se construye entre todos, o se quedarán por el camino.