Es un sueño, pero también es una ilusión, y es la esperanza viva, la fe de los que creen. Puede que se necesite de magia o de algo milagroso. Pero es el día y la noche del reverdecer del “sí, se puede”, del “yo creo”. Es el momento de un equipo (Barça) que representa a una ciudad (Barcelona), a un país (Catalunya), en un Camp Nou apasionado, eléctrico y encendido con el único deseo de ver a su equipo, en el partido más importante de la temporada, hacer, ejecutar, construir algo único, lo que ningún otro ha logrado en la máxima competición europea: la machada de remontar un 0-4 ante el Paris St. Germain.

No es una noche cualquiera. Si usted, culé de nacimiento o culé desde que este equipo se volvió triunfador o desde que Catalunya busca ser algo más en la historia, no cree en este Barça, mejor quédese en casa y póngase a ver el Mónaco-Manchester City. Olvídese del encuentro del Camp Nou y de que el Madrid ya está en cuartos y el Bayern no dio opción al Arsenal. Pero no vaya al campo y tampoco vea el partido, porque lo que esta noche necesita el Barça son energías positivas, gente con el ánima viva, el corazón fuerte y la sangre caliente.

Si usted cree firmemente en este Barça y tiene entrada, no la venda, olvídese de su amigo francés y ocupe su localidad vestido de blaugrana, con la senyera o estelada de turno, y vaya preparado para quedarse sin voz si hace falta porque usted, culé convencido, será más que nunca el jugador número 12, el empuje o la quinta fuerza hacia lo nunca visto.

El arma Messi

El fútbol es pasión y cuando se disputa una eliminatoria como la de esta noche, en la que el Barça está contra la pared y delante tiene a un gran adversario que goza de una ventaja importante, entonces el fervor se duplica, la pasión se multiplica y los sueños se elevan al cubo.

¿Y por qué creer? Se preguntarán muchos. Pues porque, parodiando a los del Milan “noi siamo il Milan”, usted es del Barça, porque usted, culé convencido, sabe que tiene a Leo Messi, el mejor jugador del mundo, porque usted sabe que si hay un equipo que puede dar la vuelta a ese 0-4 es su Barça, porque en el fútbol no hay nada imposible.

Es verdad que la estadística le dice que en 57 eliminatorias que ha tenido esta competición nadie ha superado un 0-4. Pero esa marca es la que desafía, la que dispara el reto, la que mantiene la trempera, la que excita.

Inspiración y pasión

Para lograr semejante hazaña al equipo no le faltarán ganas; hará falta que la táctica sea la ideal, que los hombres elegidos como titulares tengan la noche perfecta, que el Camp Nou arme una bulla o se mantenga en una histeria constante. Hará falta un recital, una exposición de juego mejor que el mostrado contra el Celta el sábado pasado. Hará falta un Messi magistral, un Luis Suárez matador, un Neymar inspirado, un Ter Stegen descomunal porque ellos también atacarán, una defensa amurallada, un Piqué excepcional, un mediocampo extraordinario y un Iniesta asombroso.

No es un partido cualquiera. Es el partido más especial de los últimos años. Ustedes, los jugadores, que lo han ganado todo, háganlo por la madre que os parió. Por Renate Kaus (madre de Ter Stegen), por María José Ramos (Alba), Montse Bernabéu (Piqué), Teodolinda Tagliario (Mascherano), María Rosa Carnicer (Sergi Roberto), Loli Burgos (Busquets), María Luján (Iniesta), Kata Rakitic, Celia Maria (Messi), Sandra Díaz (Suárez), Nadine Santos (Neymar), Annie Ngo Um (Umtiti), Valeria Alcántara (Rafinha). Hasta por Shakira o por Antonella, pero pasen a la historia como el primer equipo europeo que remontó un 0-4 en la Champions.