Arda Güler venía siendo uno de los jugadores más destacados del Real Madrid en este inicio de temporada, donde había mostrado un nivel soberbio, y se había ganado la titularidad. Xabi Alonso le había demostrado una confianza enorme desde el primer momento, y le había dado la continuidad que necesitaba para que fuera capaz de mostrar su mejor versión. Una cosa que nunca tuvo con Carlo Ancelotti, viéndose obligado a conformarse con ser un simple revulsivo.
En cambio, con el técnico vasco fue importante desde el primer día. Y le devolvió esta confianza con actuaciones sublimes, asumiendo la responsabilidad de marcar las diferencias, y en la zona donde más cómodo se encuentra, como media punta. Por desgracia, las cosas se han complicado radicalmente para el internacional turco en las últimas semanas, y ha pasado de ser determinante, a pesar desapercibido, y estar en el punto de mira.

Y no es una simple causalidad que esto haya coincidido con el regreso de Jude Bellingham. Durante el tiempo que el ganador del Golden Boy y del Trofeo Kopa en el año 2023 estuvo ausente, el ‘15’ fue el gran beneficiado. Pero ahora que ha recuperado su sitio en las alineaciones, se ha visto obligado a tener que jugar en la banda derecha, donde es evidente que no se encuentra tan cómodo. Además, se molestan mutuamente, y no se entienden en el césped.
Güler necesita mucha más libertad de movimientos, una cosa que no es posible con el ex del Borussia Dortmund y del Birmingham City a su lado. Parece que son incompatibles, y Alonso ha preferido apostar por el británico para jugar por el centro. Y cuando ha hecho algún experimento para intentar contentar a las dos partes, como contra el Liverpool y el Rayo Vallecano, ha sido un absoluto desastre, como refleja el resultado, y la imagen que dejaron.
Viendo esto, Xabi tendrá que tomar una decisión. Porque, de momento, ninguno de los dos puede jugar juntos. O se acostumbran, o uno tendrá que conformarse con la suplencia.
El cambio de dibujo tampoco sirve para encajar a Güler y a Bellingham
Alonso considera imprescindibles a Bellingham y a Güler, y no quiere renunciar a ninguno de los dos. Por esta razón, ha llegado a cambiar de dibujo, e incluso, ha colocado a Eduardo Camavinga en una banda. Pero esto tampoco ha servido para absolutamente nada.