Aunque la explosión absoluta tuvo lugar cuando este martes Leo Messi envió un burofax a las oficinas del Barça para comunicar oficialmente su voluntad de abandonar el club, la junta directiva que preside Josep Maria Bartomeu sabía de esta decisión desde el mes de julio.

El envío de este burofax fue un simple formalismo, recomendado por los abogados del argentino, con el fin de mover ficha y desencallar una situación que se alargaba desde julio, cuando Messi comunicó al club que tenía intención de marcharse. Todos los contactos que habían tenido Messi y FC Barcelona habían sido de forma extraoficial y requerían de un paso como este para poner de manifiesto que el argentino había tomado una decisión y que esta era definitiva.

El Barça no movió ficha hasta el envío del burofax, y a partir de este martes la posición de Bartomeu ha bailado desde una posible dimisión hasta la negativa a negociar un traspaso remitiendo a todos los clubes que quieran fichar a Messi a la cláusula de 700 millones de su contrato.

Esta semana se ha acelerado todo desde que Messi y su entorno han decidido hacer pública una decisión que, en las oficinas de casa Barça, conocían desde julio y que ni así han podido evitar.