El Barça ha empatado en Balaídos y uno de sus mejores mediocampistas, Arthur Melo, ha disputado menos de diez minutos de juego. El motivo es lógico y razonable: el interior será jugador de la Juventus en las próximas horas y, por lo tanto, Quique Setién -por criterio propio o por órdenes de sus superiores- no ha querido implicarlo en la realidad inmediata de sus compañeros. Al menos no durante mucho rato.

Que intercambiar a Arthur por Miralem Pjanic es una decisión muy arriesgada es una cuestión que ya se ha discutido en todas las tertulias deportivas del país. Que la operación es una trampa legal de los directivos culés para cuadrar el balance económico, también. El caso, sin embargo, es que el adiós de Arthur podría llegar a ser positivo. Siempre, claro está, que Setién y la secretaría técnica sean valientes.

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La pieza que tiene que contar con los minutos del brasileño tiene nombre y apellido: Riqui Puig. Este sábado, y, de nuevo, en un escenario de máxima exigencia, el mediocampista catalán ha vuelto a demostrar porque merece ser titular con regularidad.

A diferencia de hombres como Ivan Rakitic o Arturo Vidal, el interior del filial es capaz de dar continuidad a los pases del equipo y, además, es determinante en la zona de tres cuartos. Este hecho, sumado a su ambición, velocidad y dinamismo, le otorgan la condición de figura imprescindible.

En Balaídos, el Barça se ha despedido virtualmente de la Liga pero se ha llevado una lección que le puede ser útil para el futuro más inmediato: que nadie aleje a Riqui del once titular.