Y el Barça no se desaprovechó la última vida que le quedaba para seguir luchando por el título de Liga. Y fue sangrante. Excesivamente cruel con el Depor (0-8). Tenía tanta rabia el equipo blaugrana que no tuvo piedad con su rival. Luis Suárez volvió a marcar, y lo hizo cuatro veces. Y Messi anotó uno, pero el argentino estuvo sublime. Puso unas asistencias que el uruguayo remató a placer, y sirvieron para liquidar el partido. Y Neymar, desconocido gran parte del encuentro, también marcó. Y Andrés Iniesta jugó un partidazo hasta el punto que cuando fue sustituido recibió una ovación del público de Riazor. Y hasta Bartra coronó su oportunidad con un gol. Y Bravo no recibió ni un gol. El Barça sigue líder y muy vivo. La Liga depende sólo de él. Hay que confiar.

De lo que se trataba y a lo que fue el Barça a La Coruña fue a ganar. Y lo hizo. El objetivo era superar la dinámica perdedora en la que el equipo había caído con tres partidos de Liga perdidos consecutivamente, fatalidad que le había llevado a perder toda la ventaja que llevaba hace un mes sobre sus perseguidores.

Volver a sonreír

No se trataba de jugar de forma brillante, o de reencontrar el juego maravilloso que lo ha llevado a enamorar a los aficionados del fútbol. No se trataba de hacerlo bonito. Lo importante era ganar, que el equipo recuperara la confianza, que los jugadores volvieran a sonreír, que el tridente volviera a combinar y que, sobre todo, encontrará el gol.

El Barça no dudó nunca. Tenía razón Luis Enrique cuando dijo que quería un Barça como el que se enfrentó al Valencia y que acabó perdiendo. Entonces ese Barça, en el Camp Nou, remató más de una veintena de veces y perdió. El Barça de Riazor tuvo la misma iniciativa que el domingo pasado, pero esta vez hubo acierto. Los remates perforaron la portería. Y el portero del Depor, Manu, no será convertido en internacional.

Jugó el Barça para ganar y golear. Sabía que Riazor no era Anoeta. No en vano, los números le favorecían claramente. Llevaba ocho años puntuando en La Coruña, y las últimas veces con goleada.

El destape

Había tanta rabia contenida en el Barça que no hubo compasión con el adversario. Tarde o temprano el equipo se iba a destapar. Lo sabía Luis Enrique y lo sabían los jugadores, que nunca entendieron las dudas que fueron sembradas en cuanto dejaron de ganar.

No se podían haber olvidado de jugar unos futbolistas que lo hacían de memoria. No podían existir causas extraordinarias o extradeportivas que hubieran causado el bajón anímico en los jugadores.

Es posible que todavía haya críticos que buscando cosquillas a la contundente victoria del Barça en Riazor empiecen a reclamar a Bartra para el equipo titular. Quizás serán los mismos que decían que el defensa catalán estaba a disgusto y peleado con el entrenador. Su gol fue celebrado por todo el equipo y el banquillo. Hay que creer en este equipo, y hay que creer que en el fútbol existen las rachas, pero de que el equipo está unido es una verdad notable.

Es posible que sigan surgiendo las dudas sobre Messi o sobre Neymar. Pero el argentino dio unas asistencias exquisitas, que valieron por goles, y buscó la pelota, y acabó marcando un tanto que le sirvió en bandeja Suárez. Y Neymar es verdad que está desconcertante, pero sigue buscando reencontrarse con su juego desequilibrante.

No es menos cierto que el equipo elaboró su victoria gracias a la extraordinaria actuación de Iniesta. Apareció el capitán inmenso, dirigiendo, mandando en el centro del campo, imponiendo su ley, dictando el ritmo del partido, y se fue con el partido ya sentenciado, y fue entonces cuando Riazor se levantó para ovacionarlo.

Es triste escribirlo porque la frase es tópica entre los futboleros, pero tienen razón los que siempre dicen que "fútbol es fútbol".

 

Los goles

0-1 Luis Suárez 11’

0-2 Luis Suárez 24’

0-3 Rakitic 47’

0-4 Luis Suárez 53’

0-5 Luis Suárez 64’

0-6 Messi 73’

0-7 Bartra 79’

0-8 Neymar 81’