Carles Aleñá tiene un pie y medio fuera del Barça. El club blaugrana quiere aprovechar el inminente mercado de invierno para ceder al futbolista de Mataró, que esta temporada sólo ha sido titular en tres ocasiones. El Betis y el Getafe parecen los equipos con más opciones de llevárselo, pero cuando empiece el baile de traspasos en la Liga seguro que aparecerán más candidatos a acogerlo.

El futbolista catalán siempre ha sido etiquetado como una de las promesas más estimulantes de la Masia, pero lo cierto es que su estilo de juego, a diferencia de Riqui Puig, no sigue el paradigma clásico de mediocampista formado en el plantel blaugrana. Aleñá es vertical y agresivo y siempre juega con la portería contraría en la cabeza, hecho que, ante el Alavés, ha vuelto a evidenciar.

Contra el conjunto de Vitoria, y en un contexto complicado después del empate contra el Real Madrid, el 19 culé ha firmado una gran actuación ocupando el interior izquierdo del equipo de Valverde.

Aun así, todo indica que su gran puesta en escena no evitará que sea cedido en las próximas semanas. El Barça prefiere que tenga continuidad durante el resto del curso, pero hay que preguntarse si los encargados de tomar esta decisión han calibrado todos los riesgos posibles.

Aleñá no encontrará un entrono más ideal para crecer que la Ciudad Esportiva Joan Gamper. La historia reciente del club blaugrana demuestra que las cesiones son improductivas, y es que el contexto Barça es único, especial y diferente al del resto de equipos. Si Aleñá pasa de jugar con Leo Messi a ser entrenado por José Bordalás, existe un evidente riesgo que se pierda. Y si no, que le pregunten a Sergi Samper.