La gloria llegó para Ousmane Dembélé el 22 de septiembre de 2025. El Teatro del Châtelet fue testigo de su coronación como Balón de Oro, un logro que lo coloca en la cima del fútbol mundial. Sin embargo, la euforia del galardón ha dado paso a una fría negociación contractual con el Paris Saint-Germain, que se niega a repetir los errores del pasado.
En el entorno del jugador se da por hecho que el reconocimiento debía traducirse en una mejora económica. Su contrato, firmado en 2023, contempla un ajuste automático en caso de recibir este tipo de premios. Pero desde el club parisino, Nasser Al-Khelaifi ha sido tajante: no habrá subidas desorbitadas ni cláusulas especiales. “El PSG tiene una escala salarial y no se romperá por nadie”, aseguran fuentes internas.

Dembélé, el Balón de Oro que desafía la política salarial del PSG
El rendimiento del francés ha sido inapelable. 51 participaciones de gol, 36 tantos y 15 asistencias que guiaron al PSG a un histórico triplete, incluyendo su primera Champions League. Pese a ello, Al-Khelaifi no está dispuesto a abrir la caja de Pandora de los sueldos estratosféricos. El dirigente catarí aprendió la lección tras la era del “MNM” —Messi, Neymar y Mbappé—, un tridente que costó millones en salarios y dividió el vestuario sin asegurar la gloria europea. Hoy, el club mantiene una filosofía inflexible: nadie está por encima del escudo. Dembélé podrá ser el mejor del mundo, pero eso no le garantiza un contrato al nivel de sus predecesores.
El presidente parisino no oculta su inspiración en el “antimodelo Bartomeu”. La gestión del expresidente del FC Barcelona entre 2014 y 2020 es vista como una advertencia dentro del fútbol europeo. Josep Maria Bartomeu cedió ante las exigencias de las estrellas, inflando la masa salarial hasta cifras insostenibles. Y es que, en su punto más crítico, el Barça destinaba más del 100% de sus ingresos al pago de sueldos, un auténtico suicidio financiero que terminó hipotecando el futuro del club. Al-Khelaifi lo sabe y no piensa caer en la misma trampa. “No habrá sobrepagos, ni contratos imposibles de mantener”, reiteran desde el Parque de los Príncipes. El PSG, con Luis Enrique al mando, ha construido un equipo de trabajo que prioriza el rendimiento y la disciplina sobre los egos. El mensaje a Dembélé es claro: o acepta las condiciones del club, o podría salir el próximo verano.

La nueva era del PSG: disciplina, rendimiento y límites
Desde la salida de Messi y Mbappé, el club ha emprendido una revolución interna. La masa salarial se ha reducido en casi un 40%, y la directiva ha implementado una política de “premios por rendimiento” en lugar de salarios garantizados desproporcionados. Aun así, el PSG reconoce el valor de su joya.
Debido a eso, Dembélé podría recibir un aumento moderado que lo situaría cerca de los 1,5 millones de euros mensuales, manteniéndose dentro del tope salarial del plantel. No obstante, no habrá cláusulas doradas ni privilegios de estrella. Las conversaciones con su agente, Moussa Sissoko, continúan. El entorno del jugador confía en que el club reconozca su impacto deportivo, pero desde París se mantiene la prudencia.