La economía en el mundo del fútbol masculino se está volviendo loca, y eso queda demostrado en las cifras que se pagan por los jugadores, por derechos televisivos o por las entradas en los campos, entre muchos otros. En la actualidad, se llegan a pagar traspasos de más de 50 millones de euros como si fuera lo más normal, o se pagan absolutas barbaridades por los derechos televisivos, como es el caso de la Liga, que en la temporada pasada repartió más de 1.400 millones de euros gracias al dinero conseguido con la explotación de estos derechos. Dentro de este mundo, donde las cifras son tan altas que marean a aquél que las lee, aparece el fútbol femenino inmerso en una revolución para la mejora de condiciones contractuales.

Los sueldos más altos de las jugadoras...

Mientras que en los grandes fichajes masculinos lo primero que interesa es saber el precio de un traspaso y el salario del jugador, en el fútbol femenino pasa lo contrario. Hay un cierto hermetismo en torno a las cifras económicas que impide saber a ciencia cierta cuánto cobra cada jugadora. Los sueldos más altos, sin embargo, sí que se han hecho públicos mediante la revista italiana de fútbol femenino L Football, que publicó una lista de las jugadoras mejor pagadas del año pasado.

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El top 3 de esta lista lo encabezan dos jugadoras americanas y una noruega: Alex Morgan (408.000 €), Megan Rapinoe (402.000 €) y Ada Hegerberg (400.000 €). En España, la única representación es de la jugadora blaugrana Lieke Martens, que cobra 250.000 €.

...que no llegan ni a una mensualidad de Messi

La suma de lo que ganaron estas tres jugadoras el año pasado es 1,21 millones de euros. L'Équipe publicó este febrero una lista de los jugadores masculinos mejor pagados, y en primera posición se encontraba Leo Messi. En un mes, el jugador argentino cobra 8,3 millones de euros brutos. Eso significa que las tres jugadoras más tops de la actualidad cobran en un año casi 7 veces menos que Messi en un mes.

Messi Barça EuropaPress

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Esta deferencia abismal es una gran representación de las diferencias económicas establecidas entre los dos sexos. A más pequeña escala, las cifras todavía son más desoladoras. En un informe realizado por la Asociación de Clubs de Fútbol Femenino el año pasado, el sueldo medio de las jugadoras de la Liga Iberdrola es de 17.000 € anuales. En este informe, sin embargo, no se incluyen los sueldos del Barça, ni del Athletic Club, ni del Tacón, ya que no están inscritas en la asociación.

La falta de visión empresarial, el peor enemigo del fútbol femenino

La principal piedra del fútbol femenino, más allá del mundo machista donde se encuentra rodeado y con el cual tiene que convivir, es la falta de inversión de los patrocinadores. Como las empresas no han empezado a invertir y patrocinarlo hasta estos últimos años, el retraso que acumula es muy grande. No es hasta que las organizaciones se han dado cuenta de que el fútbol femenino es un diamante en bruto sin explotar que han empezado a invertir en él. El poder del dinero, lo dicen.

Es por eso que, en España, en los últimos años se ha empezado a apostar por él. Por ejemplo, Iberdrola es el patrocinador oficial de la Primera División femenina desde 2016, o también SEAT patrocinó la selección femenina absoluta en el Mundial de Francia de 2019. Este creciente interés ha provocado que el tirón mediático aumente y las televisiones también empiecen a televisar los partidos de la Primera Iberdrola.

seleccio española femenina seat @SeFutbolFem

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España está poniendo remedio a esta problemática y ha conseguido que se firme el convenio colectivo después de meses de espera y muchas negociaciones. En este convenio se asegura un sueldo mínimo de 16.000 € anuales, entre otras mejoras. Esta garantía, sin embargo, sigue quedando lejos del fútbol masculino, ya que por ley los jugadores de la Primera División tienen asegurados 150.000 € anuales y, los de Segunda División, 77.500 €, según el convenio colectivo masculino.

Sin embargo, el fútbol femenino está viviendo su gran revolución, pero es muy improbable que algún día llegue a mover las cantidades ingentes de dinero del mundo masculino, ya no por capacidad competitiva femenina, sino por locura económica del fútbol masculino.