El 2 de mayo del 2009 no fue un día cualquiera. El 2 de mayo de 2009 fue, sin matices, uno de los mejores días de la historia del Barça.

El Barça de Pep Guardiola llegaba al Santiago Bernabéu con la necesidad de ganar para alejarse de manera definitiva del Real Madrid y, así, recuperar el título de Liga que en la temporada anterior había perdido en plena autodestrucción.

El conjunto blanco, comandado por un Juande Ramos que aquel día firmó su sentencia de muerte, fue absolutamente destruido por los hombres de Guardiola, que durante todo el partido practicaron el mejor fútbol que se recuerda sobre un terreno de juego.

Aquella 34ª jornada de Liga fue la de la invención del falso 9, la del beso de Carles Puyol a la senyera y la de Gerard Piqué mostrando sus colores en el feudo blanco.

Aunque Gonzalo Higuaín marcó primero para el Madrid, las dianas de Thierry Henry (2), Leo Messi (2), Puyol y Piqué cerraron un marcador que incluso fue corto. Iker Casillas, el capitán de aquel Madrid, evitó que la goleada fuera todavía más histórica.

Aquel partido supuso un punto de inflexión para el Barça y para el Madrid. Los blaugrana acabaron ganando el triplete e iniciaron un ciclo ganador que se ha traducido, por ejemplo, en 8 Ligas en los últimos 11 años.

Los blancos, en cambio, no ganaron ningún partido más en toda la temporada y obligaron a Florentino Pérez a iniciar una revolución en el vestuario. La siguiente temporada llegarían Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Kaká; pero la receta, como todos sabemos, tampoco fue efectiva.